El agua, fuente de vida, ocupa el 80 por ciento de la superficie de la tierra. Sin este preciado líquido, el planeta quedaría convertido en un enorme desierto, donde el desarrollo y la supervivencia de las especies animales y vegetales, así como la de los seres humanos, sería del todo insostenible.
De toda el agua que disponemos, sólo un 0,01 por ciento es aprovechable. Y en los países en vías de desarrollo, el consumo de agua, en condiciones sanitarias nada o muy poco adecuadas, se cobra la vida anualmente en torno a 1,8 millones de niños menores de cinco años, uno cada 20 segundos.
Este líquido no es un bien renovable e ilimitado. Sus reservas son escasas y, algunos países como Israel, Malta o Libia viven ya por encima de su potencial de agua. A otros les queda poco camino por recorrer para desembocar en idéntica situación, como es el caso de Chipre, Egipto y Túnez. En algunos países, el agua cuesta casi como si de petróleo se tratara.
Esta situación, más el rápido crecimiento de la población urbana, la industrialización y la incertidumbre causada por el cambio climático, los conflictos entre poblaciones y el impacto de los desastres naturales en los sistemas de abastecimiento de agua son los temas que se tratarán en el Día Mundial del Agua 2011, el próximo 22 de marzo.
Para la bióloga Erika González, responsable del Área del Agua de la organización Ecologistas en Acción, “es un recurso básico para la vida de las personas y de todos los ecosistemas. El problema del agua radica en la falta de equidad en su distribución. Una parte de la población dispone de un gran volumen de agua y otra, muy extensa, que apenas posee la cantidad suficiente para tener una vida digna”.
En pleno siglo XXI, más de 1.000 millones de personas no disponen de una fuente de agua potable y cerca de 2.600 millones no tienen infraestructuras de saneamiento de las aguas residuales suficientemente buenas.
Sólo hasta el año junio del año pasado, las Naciones Unidas aprobó que el agua sea un Derecho Humano fundamental. “Esta declaración puede ser una herramienta para presionar, porque todo país que ratifique la Carta de los Derechos Humanos tiene que incorporarlos a su legislación y cumplirlos”, explica González.
Cambio Climático
Otro problema importante a debate concierne al cambio climático. La alteración de la circulación atmosférica, y por tanto de la circulación de las corrientes en el periodo de lluvias, puede hacer que en algunos lugares la época de sequía sea mucho más larga, y las lluvias, más concentradas e intensas”.
Una gestión por mejorar
Las políticas gubernamentales tendentes a la privatización del agua en su gestión, con el objetivo de que sean las multinacionales las que invirtieran las sumas de dinero necesarias, han tenido un impacto negativo en numerosos países, tanto de América Latina como de África o de Asia según coménta la experta.
“Nosotros proponemos, por un lado, una gestión pública de calidad, con un control que beneficie a toda la población. Que sea un servicio público real, no un negocio”, argumenta Erika González, de Ecologistas en Acción.
Para la especialista, la gestión del agua tiene que estar muy bien planificada y saber en cada territorio qué número de población y qué actividades económicas pueden existir en función de la disponibilidad de agua que haya.
Para hacer frente al constante aumento de la demanda del líquido por el crecimiento de la población es imprescindible una distribución adecuada y una cuidada gestión de los ya escasos recursos hídricos disponibles. Sólo así se podrá garantizar el abastecimiento de agua en condiciones óptimas a todos los habitantes del planeta.