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Economía

10 nov 2017 - 1:16 a. m.

Más productos financieros para el sector rural

Hay que fortalecer el crédito como instrumento clave para el desarrollo de proyectos innovadores.

Cultivos

Lo ideal es primero vender y luego sembrar.

Cortesía: Ulises Ruiz

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Portafolio
10 nov 2017 - 1:16 a. m.

El campo colombiano tiene un alto potencial de crear riqueza aprovechando su gran diversidad de suelos, pisos térmicos, climas, disponibilidad de agua y de variedades de productos que le abren una puerta tanto para el mercado interno como externo. Pero necesitamos articular a los distintos actores para que la participación de cada uno genere valor agregado tanto desde el punto de vista económico y social.

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Ahora cuando el camino de la paz abre importantes oportunidades de desarrollo agropecuario, cuando la percepción de seguridad en las zonas rurales aumenta, cuando en las comunidades campesinas se percibe el aire fresco para las transformaciones, es el momento de emprender una política de desarrollo agropecuario y rural que integre a los distintos actores, tanto a la población que vive en el campo como a quienes comercializan y transforman la producción agropecuaria.

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Para lograr impactos positivos durables en la dirección planteada se hace necesario realizar arreglos inter- institucionales que permitan dar pasos en la dirección de superar las barreras que dificultan consolidar redes de producción y comercialización y que facilite que los esfuerzos productivos en el campo partan de los requerimientos en calidad, cantidad y precio, más que de esfuerzos aislados de los productores que van al mercado con la incertidumbre de la posibilidad de vender su cosecha a precios justos.

Claro que de por medio, está el papel clave de las organizaciones de productores, de los organismos especializados, y de las secretarías de agricultura departamentales y de los municipios, brindando los paquetes tecnológicos y de asistencia técnica adecuados para que los productores obtengan la cosecha en las condiciones solicitadas por la agroindustria y las redes de comercialización. De esa forma, se produce lo que solicita el mercado, en los suelos y regiones con vocación agropecuaria y con las técnicas adecuadas para alcanzar la productividad que haga rentable la actividad.

Además de ello, es fundamental el desarrollo y fortalecimiento de los sistemas de información comercial y productivo que haga posible conectar la oferta y la demanda, construir alianzas, acortar los canales de intermediación, impulsar proyectos productivos mediante esquemas modernos de asociatividad.

Así, la producción agropecuaria no se hará por olfato, ni por lo que siempre se ha sembrado, sino resultado de la interacción empresarial de los distintos eslabones de la cadena agropecuaria. Lo ideal es que podamos sembrar lo que ya tenga su venta asegurada para evitar las vicisitudes que se presentan en la comercialización.

En ese contexto de una adecuada articulación productiva y comercial, es cuando el papel del financiamiento rural adquiere vital importancia. De ahí que sea necesario que los intermediarios financieros desarrollen productos y servicios a la medida de la dinámica rural, de tal forma que consulten las necesidades del emprendimiento rural.

Lo anterior requiere un alto nivel de compromiso y creatividad para acertar en este propósito, entender la lógica productiva rural, el ciclo productivo, las particularidades regionales, el tipo de productos, sus canales de comercialización y el flujo de dinero y sus formas de uso, solo así será posible acertar en la oferta de productos y servicios para la población rural. El traje construido en el sector urbano puede resultar incómoda en el cuerpo del poblador rural, es necesario ajustarlo a su contextura.

Existen experiencias positivas y replicables en países como Guatemala, Perú y Bolivia que han avanzado en el desarrollo de una oferta de productos financieros acordes con el tipo de población rural, donde a pesar de presentarse bajos niveles educativos y de interacción con plataformas tecnológicas logran integrarlos al sistema financiero con canales de atención muy intuitivos que facilitan su uso.

Paralelo al desarrollo de productos financieros a la medida de la población rural es necesario plantear un modelo de educación financiera que parte de capacitar a los jóvenes porque ellos se convierten en multiplicadores y pueden enseñar a sus padres. Parafraseando a Jesús, dejad que los jóvenes se capaciten porque detrás de ellos vendrá toda su familia.

Si bien, en el país hemos avanzado en la oferta de productos de ahorro y en canales transaccionales, todavía nos falta dar el paso hacia el desarrollo de productos de crédito que respondan a la caracterización de la demanda regional.

En ese sentido, es necesario profundizar en la construcción de una política de financiamiento rural que tenga en cuenta las necesidades y particularidades de la población rural a nivel regional, el tipo de actividades, el nivel de ingresos de los productores más que su nivel de activos, y la valoración de la cartera por los ciclos de la cosecha.

El momento que vive el país que abre grandes oportunidades para el sector agropecuario y rural, permite que repensemos el actual Sistema Nacional de Crédito Agropecuario y lo adecuemos a las necesidades de los productores para que se fortalezca el crédito como instrumento importante para el desarrollo de proyectos innovativos y competitivos en el campo. La transformación del campo es un compromiso de país, no solo de la población rural.


Jesús Antonio Vargas O.
Economista y administrador público.

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