Su participación en servicios de salud se convirtió en uno de los mayores dolores de cabeza para las cajas de compensación familiar. De ellas hay 11 en el segmento de atención al régimen subsidiado y 10 acumulan pérdidas por unos $800.000 millones, según cifras de la Superintendencia del Subsidio Familiar y por Asocajas.
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De hecho, hay tres, Comfacor, Comfamiliar Cartagena y Comfasucre, que ya fueron intervenidas porque el saldo rojo representa un fuerte riesgo para su supervivencia. Junto con Comfamiliar Huila, arrastran un patrimonio negativo de 546.484 millones de pesos. En la lista ‘negra’ también están Comfacundi, Comfachocó, Comfamiliar Nariño, Cajacopi, Comfaguajira y Comfaboy, que acumulan el resto del déficit.
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De acuerdo con el superintendente de Subsidio Familiar, José Leonardo Rojas, Comfacoop (de Atlántico) salió de sus dificultades y Comfaoriente había cerrado su programa de salud, pero el Gobierno expidió un decreto salvavidas que la sacó adelante a la par con una buena administración.
El presidente de la junta directiva de la Asociación Nacional de Cajas de Compensación Familiar, Luis Gonzalo Giraldo, explicó que varios factores han jugado para llegar a esta situación: "la UPC (Unidad de Pago por Capitación, lo que reconoce el Estado por cada afiliado) es menor a la del régimen contributivo, aunque el gasto por persona suele ser mayor; es obligatorio contratar por lo menos el 60% con la red pública, con lo cual se limita la competencia, y hay una selección inversa, ya que muchas veces los usuarios de alto costo se van para las cajas, porque sus EPS realizan mejor la labor”.
Otro aspecto es la iliquidez, porque los recobros de procedimientos no incluidos en el plan básico de salud dejan pasar plazos muy largos y toca acudir a préstamos bancarios, para financiar la operación mientras llega el dinero. “El Adres (reemplazo del Fosyga), que apenas está empezando a funcionar, paga a 120 o 150 días y no es fácil apalancar un financiamiento de esa magnitud”, dice el presidente de Asocajas.
Y si bien es cierto que las cajas han entrado en esta actividad por voluntad propia, en muchas ocasiones ha sido por invitación del Gobierno, y luego no les resulta tan fácil salirse. “Por ejemplo, en Cafam, que estuvo en salud subsidiada, nos dieron el permiso un año después, ocasionando pérdidas muy cuantiosas (en su momento fueron tasadas en unos $25.000 millones)”, según Giraldo, quien también es director administrativo de esa caja.
En promedio, estas entidades gastan $104 por cada $100 recaudados, sin considerar los costos de funcionamiento, es decir que al final el balance es negativo.
En el caso de Comfamiliar Cartagena, que cuenta con más de 200.000 afiliados, el costo médico sube a un 96% de sus ingresos, debiendo estar en un 92%, lo cual, de acuerdo con su directora, Ana Patricia López, resulta de una especie de castigo para la buen imagen, pues se desequilibró su número de pacientes de bajo costo con los de alto costo, que hoy día llegan al 15% del total.
LAS POSIBLES SOLUCIONES
En general, las emproblemadas se quieren salir del negocio, pero primero deben presentar una propuesta para pagar lo que deben.
Para López, la solución es separar el programa de EPS para que no arrastre en su suerte el patrimonio de los trabajadores, que son los dueños de las cajas; “generar un nuevo vehículo que pueda tener una financiación de capital externo y así mismo, poder tener adentro la alternativa de un fondo de salvamento, que pueda coadyuvar al pago de la deuda”. Se trata de una fórmula que viene considerando el gremio en general. Es más, ya presentaron a sus juntas las peticiones de escisión las cajas de Sucre, Cartagena y Huila.
La propuesta complementaria es que, tras separarse, “se fusionen en una gran EPS con 800.000 afiliados más o menos, con un patrimonio y recursos adecuados para operar”, según el superintendente Rojas.
Otra posibilidad, que han explorado con el Mintrabajo y el Minsalud, es destinar parte del Fosfec (Fondo de Solidaridad de Fomento al Empleo y Protección al Cesante), equivalente a más de $700.000 millones, que administran las cajas para otorgar subsidios a los desempleados, algo con lo que no está de acuerdo Giraldo, porque sería como tapar un hueco destapando otro. Y otra le suena todavía menos: que las cajas más grandes les aporten a las más pequeñas para superar la crisis.