La cumbre entre Donald Trump y Kim Jong-un finalmente tuvo lugar y, como se preveía, fue más simbólica que de pactos concretos.
Sí hubo ciertos compromisos: en la declaración firmada por ambos, Corea del Norte dijo una vez más que está dispuesta a la desnuclearización y alcanzar la paz, mientras que Estados Unidos dejó claro que garantizaría la seguridad del país, impulsaría las inversiones de sus vecinos y, además, canceló sus ejercicios militares con Corea del Sur.
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Trump destacó el éxito del encuentro, y aunque aseguró que las sanciones económicas se mantendrán mientras existan bombas nucleares, resaltó que “ahora vamos a comenzar el proceso de desnuclearización de Corea del Norte. Pienso que (Kim) volverá y lo iniciará inmediatamente”. Este optimismo lo compartió el resto de la comunidad internacional.
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Pero más allá de la esperada foto entre los dos, los expertos echaron de menos mayor contenido. “El primer apretón de manos fue innegablemente un momento histórico. Sin embargo, este fue un evento cargado de simbolismo y teatro, y relativamente ligero sobre la sustancia. Por supuesto, nadie esperaba que se establecieran pasos concretos, pero me decepcionó que la declaración no analizara ningún otro compromiso sobre la desnuclearización o llamar más la atención sobre los derechos humanos. Le doy a la cumbre una B-”, resaltó Andrew Yeo, director de estudios asiáticos de la Universidad Católica de América.
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Por su parte, Waya Quiviger, directora del master de relaciones internacionales del IE Business School, va más allá y asegura que “el acuerdo firmado entre Donald Trump y Kim Jong-un es un mero ‘postureo’, sin más elementos concretos que la publicidad de ambos líderes. Es histórico, sin duda, y es mejor que los insultos y amenazas”.
En este sentido, los expertos explican que ese simbolismo ha servido a los propósitos de ambos. “Para Kim, ser saludado como un igual por un líder de una superpotencia le da una mayor legitimidad y status, y supone el mayor logro diplomático del país, mientras que para Trump, ha sido la oportunidad de hacer lo que sus predecesores no pudieron hacer”, resalta James Trottier, del Instituto Canadiense de Asuntos Globales.
UN PROCESO DIFÍCIL
Pero más allá de que el encuentro de ayer supone abrir un nuevo capítulo diplomático entre ambos países, los expertos dejan claro que el proceso no será fácil. “Es el inicio de un proceso largo y no sin escollos. Lo que se ha logrado firmar es un comunicado base que contiene conceptos generales, que serán temas para precisar en las próximas negociaciones, en manos de Mike Pompeo y oficiales del Norte de Corea, negociaciones que podrían durar fácilmente durante el periodo de lo que resta del mandato de Trump”, indica Ernoko Adiwasito, profesor de la Universidad del Rosario.
Asimismo, como agrega Adiwasito, entre los retos principales que enfrentan las partes está definir más qué significa la desnuclearización, cómo se va a lograr, y qué compromisos supone para las partes.
En esta misma línea, Andrew Yeo deja claro que “la parte más difícil es establecer un marco de tiempo y pasos concretos que lleven a la desnuclearización, y determinar cómo encajan esos pasos con un proceso de paz más amplio, para poner fin a la Guerra de Corea. Ahora tendrán que intentar alinear sus concepciones de desnuclearización de una manera que les permita avanzar paso a paso”. Cabe destacar que otros actores, como terceros países o la ONU, se han ofrecido para ejercer como observadores internacionales ante una posible verificación de la desnuclearización, lo que se espera que se pueda definir en próximas reuniones. Además, Trump reafirmó su invitación a que Kim Jong-un visite la Casa Blanca y no descartó acudir a Pyongyang “cuando sea el momento oportuno”.
Por último, trascendió que entre las conversaciones, Trump ofreció oportunidades de negocio para Corea del Norte. “En lugar de probar misiles, podrías tener los mejores hoteles del mundo justo ahí. Piénsalo desde una perspectiva inmobiliaria”, dijo Trump.
‘COREA DEL NORTE MANTENDRÁ LOS MISILES CONSTRUIDOS'
Aunque Corea del Norte reafirmó su intención de desnuclearizarse, no prevé un desarme unilateral, ya que, como afirma Alejandro Cao de Benós, su delegado Especial del Comité de Relaciones Culturales con Países Extranjeros, contar con esas armas es, hoy en día, su “garantía de vida”.
¿Corea del Norte sí busca la desnuclearización?
Corea del Norte está realmente comprometida con la desnuclearización. No se van a realizar más pruebas balísticas o nucleares bajo tierra, y no se transferirá la tecnología o se venderán misiles nucleares a otras naciones. Pero, de momento, los misiles que ya se han construido, que han obligado a Trump a negociar, no están en la mesa y los vamos a mantener, ya que sabemos que es nuestra garantía de vida, y que Trump cumplirá el resto de propósitos para el mantenimiento de la paz y el desarrollo de las relaciones. No estamos hablando de un desarme unilateral.
¿Qué peticiones le han hecho a Estados Unidos?
Pedimos de Estados Unidos que deje de amenazar con la invasión preventiva y ceda ante un tratado de paz que ponga fin definitivo a esta guerra que se inició en junio de 1950.
Queremos garantía de que ya no habrá ataques y que permitan al norte y al sur negociar para una eventual reunificación.
¿Cómo valoran la cumbre con Donald Trump?
Internamente la valoración es muy positiva para el pueblo coreano y para el Gobierno, porque este encuentro es lo que veníamos pidiendo desde la creación del país, que es sentarnos a hablar directamente entre los líderes de los países para conocernos y llegar a acuerdos.
También queremos que haya un respeto entre ambos. A futuro esperamos que se firme el tratado de paz y que EE. UU. retire las sanciones. Somos el país más sancionado del mundo y, por culpa de ellas, no podemos comerciar con el extranjero.
Rubén López Pérez