La tradición culinaria francesa no volverá a ser la misma, nunca más.
Las hamburguesas, esa comida típica originaria de los Estados Unidos, considerada muestra de falta de sofisticación culinaria y despreciada por los conocedores de la buena mesa en Francia, se ha impuesto en el repertorio gastronómico del país con más de 1.500 millones vendidas el año pasado.
(Lea: Los mejores países para estudiar en Europa)
Para los franceses la noticia ha sido una sorpresa y un escándalo. Por primera vez, el país que dio lugar a la palabra Gourmet, se comió más hamburguesas que sándwiches jambon-beurre (sándwich de jamón y mantequilla en baguette) que fueran, hasta ahora, la comida rápida más vendida.
(Lea: Cómo divorciarse por Internet)
Y no ha sido solo el sándwich más popular. Las humildes hamburguesas se están vendiendo más que otras especialidades favoritas tanto en sitios de comida rápida como en restaurante más formales y son el artículo más popular en muchos de ellos, por delante de platos tan típicos como bœuf bourguignon, magret de pato y cassoulet.
En variedades que van desde las básicas de McDonald's hasta sofisticadas recetas preparadas por reconocidos chefs, la hamburguesa aparece en los menús del 85% de los 145.000 restaurantes del país, para consternación de los puristas gastronómicos y como un golpe bajo contra la superioridad culinaria francesa.
En tan solo una década, la que fuera símbolo de comida chatarra estadounidense, parece haber encontrado su lugar entre la nobleza culinaria francesa y aparece hasta en algunas de las mesas más prestigiosas, incluido el muy parisino, costosísimo y exclusivo restaurante ‘Meurice’, cuya hamburguesa fue elegida por el New York Times como la mejor del mundo.
En el elegante restaurante del hotel Ritz Palace, con vistas a la clásica Plaza Vendome, una hamburguesa ‘Ritz Burger’ con queso Beaufort, papas fritas y ensalada verde cuesta 42 euros. En el bar del exaltadísimo hotel Crillon, las mini hamburguesas del chef se sirven hasta las 6 p.m. y cuestan 28 euros.
De acuerdo a Gira Council, el instituto de encuestas especializado en comida, que dio a conocer la realidad sobre el romance de los franceses con las hamburguesas en su informa más reciente, Francia es ahora el segundo mercado más rentable de McDonald's.
Eso no significa que se ha convertido en un país de comida rápida, como los Estados Unidos. Lo que ha ocurrido es que las hamburguesas han sido adoptadas como parte de la cocina nacional, con toques franceses adicionales como ponerles foie gras, hongos trufa o queso roquefort.
Según Bernard Boutboul, director general de Gira Conseil, los establecimientos de comida rápida representaron solo el 30 por ciento de las ventas de hamburguesas el año pasado, mientras que el 70 por ciento restante fue saboreado por comensales más exigentes en restaurantes tradicionales.
“Hemos estado hablando sobre el ‘frenesí’ y la euforia por las hamburguesas entre los franceses durante los últimos tres años, por lo que es difícil encontrar nuevas palabras para describir el efecto del apasionamiento actual”, dijo Boutboul. “Podríamos decir que es ‘histeria’. Solo en 2017 vimos un crecimiento fenomenal del nueve por ciento”.
Boutbul atribuye la ‘histeria’ por las hamburguesas al simple hecho de que reúnen cuatro ingredientes favoritos de la comida francesa: carne, pan, queso y papas fritas.
El increíble éxito de la hamburguesa se puede establecer en el marco más amplio de la inesperada y creciente popularidad de la comida rápida en general en un país orgulloso de sus elaboradas comidas y su cocina de alto nivel.
El sector de comida rápida ha estado rompiendo récords en los últimos años, llegando a 51.000 millones de dólares en ventas en 2017, un 6% más que el año anterior, 13% más que en los últimos cuatro años y 260% más que en los últimos 13 años.
La hamburguesa, que se extendió por primera vez a través de los Estados Unidos a principios del siglo pasado, está provocando una revolución en la tierra de las baguettes y el ‘foie gras’. Su aparición en los restaurantes de alta gama en Francia se remonta a 2008 según Maria Bertoch, una especialista francesa en restaurantes.
Ante la crisis económica, los restaurantes vieron una oportunidad de ahorrar dinero para ellos y sus clientes porque es un alimento rápido y fácil de agregar al menú, que requiere un mínimo de preparación y ninguna inversión en equipo especializado o ingredientes difíciles de obtener.
Para Hubert Ene, presidente del UMIH, el sindicato mayoritario del sector, la ampliación de la escala del consumo de hamburguesas en la cocina francesa se puede también acreditar a los camiones de comida que comenzaron a extenderse por París en los últimos cinco años y que combinan comida rápida y alta calidad.
Los fanáticos de la baguette prefieren pensar que todo el escándalo sobre el gran número de hamburguesas consumidas es pura exageración. Para los expertos se trata de una revolución culinaria que no va a detenerse.
Cecilia Rodríguez
Luxemburgo