Así que, ¿está realmente Donald Trump a punto de desencadenar una guerra comercial con China?
(Lea: Se cierne conflicto entre Estados Unidos y China en el Pacífico)
Sin duda ese era el miedo que emanaba de Washington la semana pasada cuando surgió la noticia de que la Casa Blanca estaba metida en serias discusiones sobre el uso de una herramienta comercial latente durante mucho tiempo — la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974 — para tomar represalias contra China por sus polémicas políticas de propiedad intelectual.
(Lea: ¿China le teme a Estados Unidos?)
La sección 301 es un instrumento contundente en la política comercial. Y su uso sería provocador.
Pero vale la pena hacer una pausa para considerar algunas realidades que significan que la guerra podría no ser inminente.
(Lea: Empresa china le apuesta al entretenimiento en Estados Unidos)
La primera es que —como ha sido el caso con otras provocadoras propuestas comerciales de Trump— podría avecinarse cierto tipo de moderación. ¿Recuerda el arancel del 45 por ciento sobre las mercancías de China? ¿O los aranceles en la frontera? ¿O la promesa de campaña del presidente de sacar a EE.UU. del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)?
Las dos primeras no se han materializado, mientras que la amenaza de salirse del TLCAN se ha convertido en una renegociación encaminada a “modernizar” el pacto con Canadá y México.
Una iniciativa más reciente en favor de un amplio arancel sobre las importaciones de acero en nombre de la seguridad nacional de EE.UU., que en junio parecía muy cercana, se ha transformado en un complejo sistema de aranceles, cuotas y excepciones que parece que tardará meses en construirse e incluso podría no implementarse jamás.
Esto es relevante para el uso de la Sección 301 que ahora se debate debido a la forma en que esa ley funciona. Lo que el Trump parece preparado para anunciar no es la inmediata imposición de aranceles, sino una investigación sobre las políticas de propiedad intelectual de China, muy similares a las de seguridad nacional que ordenó a comienzos de este año sobre las importaciones de acero y aluminio de EE.UU.
Así que la verdadera provocación no se producirá hasta el final de esa investigación — que podría durar un año — y se llegue a una decisión sobre cuáles son los remedios para castigar a China.
La segunda razón por la que una guerra comercial podría no ser inminente: la geopolítica. Un esfuerzo por parte de la administración para obtener el respaldo chino para nuevas sanciones de la ONU contra Corea del Norte resultó en un esperado anuncio el viernes pasado de que el lanzamiento de la investigación de la Sección 301 se posponía.
También el viernes el presidente proclamó una victoria diplomática — y alabó el apoyo de China — después de que el Consejo de Seguridad votó a favor de imponer las sanciones principales el sábado.
El mensaje fue un cambio notable de la frustración con China que el Trump había expresado en las últimas semanas después de que a principios de este año estableció la potencial cooperación con China en cuanto al tema de Corea del Norte como un motivo para frenar su prometido ataque comercial contra Beijing.
La tercera realidad importante es que el Trump y los halcones de la política hacia China en su administración no son los únicos que están pidiendo un cambio en las relaciones comerciales con Beijing. No es de extrañar que China fuera el principal objetivo en un nuevo manifiesto comercial presentado por los demócratas del senado la semana pasada. Pero los llamados van más allá de la política y las afiliaciones políticas.
Sostuve conversaciones con media docena de altos ex funcionarios comerciales de EE.UU. de administraciones republicanas y demócratas, individuos que habían desarrollado políticas relacionadas con China y habían procesado importantes casos comerciales en contra de China.
Todos coincidieron en que la política comercial estadounidense hacia China no ha funcionado y que Washington debe ser más agresivo. Muchos en la comunidad empresarial sienten lo mismo. La única verdadera pregunta es qué herramientas debe utilizar Washington y cuándo debe usarlas.
Mi conclusión es que esto puede ser o no la semana en que el Sr. Trump lance su guerra comercial contra China. Pero es difícil ver cómo podría no ocurrir pronto algún tipo de conflicto. El ambiente en Washington lo está pidiendo.
Shawn Donnan
Columnista de Financial Times
Internacional
11 ago 2017 - 6:40 p. m.
Guerra comercial de Trump con China: no es inminente, pero se avecina
La verdadera pregunta es qué herramientas debe utilizar Washington y cuándo debe usarlas.
POR:
Portafolio
-
guardar
save_article.message.success_title save_article.message.successsave_article.message.success_updated_title save_article.message.success_updatedHa ocurrido un error al intentar guardar este artículo
- Reportar error
- Seguir economía
Lo más leído
Destacados
Más Portales