Venezuela tiene antecedentes dudosos en lo que respecta al pago de su deuda soberana. Está empatada con Ecuador en la mayor cantidad de defaults desde 1800. Pero para todo el que apueste a que un default provocaría la caída del presidente Nicolás Maduro pese a que este se mantiene en el poder en medio de una miseria sin precedentes, hay un indicador más relevante: ni una sola vez en 10 ocasiones -la última de ellas en 2004- una suspensión de pagos desencadenó un cambio de gobierno en el mundo.
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En realidad, en el mundo los defaults han desencadenado cambios de gobierno en menos del 15 por ciento de los casos desde 1992, según datos que recopiló 'Bloomberg'.
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En el caso de Venezuela, Maduro tiene suficiente apoyo de las poderosas fuerzas armadas del país para resistir, dijo Carmen Reinhart, de Harvard, coautora con Kenneth Rogoff de 'This Time Is Different: Eight Centuries of Financial Folly' ("Esta vez es distinto: Ocho siglos de necedad financiera", en su edición en español). "Si no se tiene que escuchar a los votantes porque es la fuerza militar la que lo sostiene, no hay motivo para que un default suponga un cambio de gobierno", dijo por teléfono desde Cambridge, Massachusetts. "Venezuela está más allá de soluciones democráticas, de modo que Maduro bien podría seguir en el poder".
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Para la mayor parte de los operadores, un default venezolano es seguro. La probabilidad implícita de un default en los próximos cinco años ha crecido a 98 por ciento, frente al 91 por ciento de hace un año, según datos de permutas de riesgo crediticio que compiló 'Bloomberg'.
SENTENCIA DE MUERTE
Knossos Asset Management, el fondo de cobertura dedicado a Venezuela que hace grandes apuestas a la deuda del país, mantuvo el 90 por ciento de su cartera en efectivo este verano (boreal) ante el temor de que un default derive en un cambio de régimen.
Explica que los inversores tratarían de confiscar activos de propiedad del Estado, tales como el petróleo, que representa el 95 por ciento de los ingresos por exportación del país, lo que haría imposible que Venezuela importe los servicios y productos básicos que ya son escasos.
Danske Capital, el décimo octavo mayor tenedor de bonos venezolanos, ha dicho que un default sería una "sentencia de muerte" para el gobierno de Maduro. Alrededor de 3.500 millones de dólares en pagos de deuda vencen en noviembre sobre unos 70.000 millones de dólares que adeudan el gobierno y su compañía petrolera estatal. "Un default derivará en un cambio de gobierno", dijo Francisco Ghersi, uno de los fundadores de Knossos. Los funcionarios de gobierno "ingresarían a un nuevo territorio cuya complejidad no podrían manejar".
Otros apuntan a un horizonte extendido. Firmas administradoras de dinero desde Goldman Sachs Group Inc. hasta Grantham Mayo Van Otterloo & Co. acumularon este año bonos venezolanos a mayor plazo, según datos que compiló 'Bloomberg'.
Algunos compradores de bonos piensan que un nuevo gobierno controlado por la oposición podría negociar una reestructuración que les pagaría generosamente. "Tanto los tenedores de bonos como el nuevo gobierno tienen un incentivo para reestructurar la deuda y atraer inversores a la economía", dijo Shamaila Khan, directora de mercados emergentes de AllianceBernstein LP, el noveno mayor tenedor de deuda venezolana.