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Negocios

18 may 2018 - 4:14 p. m.

La Luna Lela, el lugar donde podrá tomar café y pagar con bitcoines

El establecimiento se encuentra en el barrio La Soledad, en Bogotá. Al mes se realizan cerca de 30 pagos con esta criptomoneda.

Café en Bogotá que recibe bitcoines

Alejandro Fernández, argentino y quien administra el café, señala que la tecnología de las criptomonedas está cambiando el ecosistema social y humano.

Claudia Rubio/ EL TIEMPO

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Portafolio
18 may 2018 - 4:14 p. m.

Hace 24 años, en el Café de La Luna Lela, un local ubicado en la tradicional zona de Parkway, en el barrio La Soledad en Bogotá, solían reunirse filósofos y literatos para hablar del país. Hoy, el panorama ha cambiado. Este rincón es visitado constantemente por universitarios y expertos en tecnología y finanzas. El tema central de los debates ya no son los asuntos políticos ni literarios, ahora se socializa sobre el bitcóin y otras criptomonedas.

Desde hace cerca de dos años, este café se ha convertido en un ‘espacio cultural de las monedas digitales’. No solo reciben pagos con bitcóin, sino que además capacitan a la gente y resuelven dudas sobre el tema.

Semanalmente, allí se realizan en promedio 30 transacciones con esta criptomoneda y entre 10 y 50 personas asisten a las conferencias y tertulias que tienen lugar todos los martes.

“Cuando empezamos no había tanto furor, venían cuatro o cinco amigos, y era medio en broma como aceptábamos el pago en bitcóin. Ya después empezó a salir información en la red, lo analizamos y decidimos implementarlo, pero primero teníamos que saber qué es, cómo funciona y cuáles son los riesgos”, resalta Alejandro Fernández, administrador del café.

Para pagar con bitcóin, lo primero que se debe tener en cuenta es que luego de comprar las monedas, estas se deben transferir a una billetera virtual, que funciona a través de una app disponible en iOS y Android.

Estos monederos electrónicos proporcionan dos opciones de envío o recibo de bitcóin: uno, a través de un código QR y el otro, mediante una dirección. Al pagar la cuenta le convertirán el valor del consumo total en la cantidad de bitcóin que deberá entregar. Si compra un almuerzo, que vale 14.000 pesos, divide ese valor por el precio de referencia de ese día de la criptomoneda (que en estas fechas ronda los 9.000 dólares la unidad).

“Eso da la fracción del bitcóin que se debe abonar; se apoya el celular con el monedero para emparejar el código QR y se transfiere la cantidad que corresponda”, explica Fernández. La otra opción es enviar la dirección al receptor de los recursos, quien deberá copiar ese código en su billetera virtual (similar al proceso que realiza cuando comparte su correo electrónico).

El tiempo promedio de la transacción es de ocho minutos; sin embargo, la demora dependerá de qué tan congestionada está la red. “Lo máximo es 20 minutos, pero en diciembre (cuando el precio del bitcóin alcanzó los 20.000 dólares), por ejemplo, hubo transacciones que duraron una hora y media o dos horas”, cuenta Fernández.

Cada transacción tiene una comisión, que también depende de cuán saturado esté el sistema y de cuántas transacciones haya en el momento. “Depende de qué tanto apoyo tecnológico tenga la red. Si no hay tantas transacciones, aumenta”, explica.

Lo cierto es que el costo y el tiempo de la operación serán iguales en cualquier parte del mundo. “Acá no se da más ni menos porque pagas en bitcóin, es la misma cantidad que cualquier otro medio de pago, la facturación es igual, solamente que en vez de pagar con tarjeta o pesos, lo haces con una aplicación”, agrega Fernández.

¿Y LA SEGURIDAD?


A diferencia de las monedas tradicionales, que cuentan con un ente regulador, en los pagos con las monedas digitales, la seguridad es garantizada por el sistema de blockchain, la tecnología en la cual se basa el bitcóin.

El blockchain es una base de datos distribuida que funciona como un libro y aloja todas las operaciones de las monedas digitales. Cecilia Pastorino, especialista del laboratorio de investigación de Eset, explica que todos los computadores que están conectados a la red se encargan de validar las transacciones, lo cual quiere decir que no se requiere un intermediario para garantizar la seguridad.

“Al ser un sistema distribuido, es decir que el registro de transacciones no se lleva en un solo equipo, sino en muchas máquinas al mismo tiempo, todas deben verificar esa transacción”, afirma. Así se garantiza, según la experta, que la transacción sea irreversible e inmodificable.

DE LO VOLÁTIL A LO LEGAL

Aunque algunos gobiernos, como el de Japón, han reconocido el bitcóin como moneda de curso legal, en varios países del mundo, incluida Colombia, sigue abierta la discusión sobre si es legítimo o no invertir y hacer uso de las criptomonedas.

En el caso de Colombia, en junio de 2017, la Superintendencia Financiera reiteró, por medio de la circular 52 de 2017, que las criptomonedas no son consideradas una moneda y, por lo tanto, “no constituyen un medio de pago de curso legal con poder liberatorio ilimitado, por lo que no existe obligación de recibirlas”.

Sin embargo, Alejandro Beltrán, experto en monedas digitales y creador de Buda.com, argumenta que aunque “el peso colombiano es el único medio de pago obligatorio aceptado para cualquier transacción, eso no quita que en el mercado se puedan hacer sistemas de intercambio a partir de otro tipo de productos. El bitcóin se puede aceptar voluntariamente dentro de las transacciones”, señala.

Los conocedores del tema afirman que al adquirir esta moneda se debe tener claro que su precio es volátil e impredecible. Fernández resalta que aunque a finales de 2017, el precio del bitcóin alcanzó el record de los 20.000 dólares, lo mejor es analizar su volatilidad “comparando año con año y no picos con picos”. “En enero del 2017 estaba en 1.200 dólares y en el mismo mes de este año llegó a los 10.000 dólares”, recalca.

MÁS ALLÁ DE LOS PAGOS

Pero en Café de La Luna Lela quieren que las criptomonedas no sean entendidas como una simple herramienta de intercambio monetario, sino como una tecnología que no solo está cambiando el ecosistema financiero, sino también el social y humano.

“Hay que dejar de ver esto como finanzas. Hay una cantidad de proyectos que tienen mucho potencial para crear nuevas economías”, dice Fernández.

“Por ejemplo, en Alemania hay una empresa de paneles solares. Si las personas tienen un consumo mayor que el registrado y los paneles solares recopilaron más cantidad de energía, la empresa compra esa energía sobrante, y le pagan al usuario con una criptomoneda que se llama solarcoin, esa moneda digital luego se puede cambiar por bitcóin y de esta forma se está monetizando la energía”, agrega.

Existen proyectos similares en otras áreas como los cultivos, la administración de los negocios, la data o los sistemas GPS. “Por eso, no hay que verlas como cadena de inversión sino como tecnología o inversión social”, concluye.

ANA MARÍA VELÁSQUEZ DURÁN
durana@eltiempo.com
En Twitter: @Anamariavd19

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