Miraflores, Prado Verde y, ahora, Jardín, componen la oferta comercial de la constructora Amarilo en Ciudad Verde, el megaproyecto de vivienda ubicado en Soacha, al sur de Bogotá.
En el nuevo centro comercial de 7.000 metros cuadrados se invirtieron 10.000 millones de pesos, que se destinaron al desarrollo de 74 locales, una plazoleta de comidas con capacidad para 300 personas, 54 parqueaderos, supermercado, zonas verdes y senderos peatonales, entre otros espacios.
(Lea: Estrenan el centro comercial Ricaurte Plaza, en Bogotá).
Según Mario Ciardelli, gerente general de la constructora Amarilo, en Jardín se cumple uno de los objetivos ligados a los proyectos que mezclan usos: “Crear soluciones integrales para la comunidad”. Una premisa más que es necesaria en Ciudad Verde, la megaobra que comercializa casi 50.000 viviendas, de las cuales se han entregado más de 30.000, lo que representa un gran potencial para el desarrollo de productos y servicios que ya están demandando sus residentes, entre ellos, la oferta comercial.
(El 29% de las viviendas del programa de macroproyectos sociales ya fue entregado).
Al consultarle sobre la dinámica de los centros comerciales en el país, de los cuales se ha dicho en varios escenarios que hay sobreoferta, Ciardelli señaló que “todo depende de la ciudad y del sector”.
ESPACIO PARA CRECER
Reconoció que, efectivamente, “en algunos lugares se han construido varios de escala zonal y metropolitana con pocas distancias entre ellos. Sin embargo, en la mayoría del país, especialmente en lugares emergentes, aún hay una fuerte deficiencia de este tipo de oferta, a una distancia razonable de las viviendas y –realmente– tenemos mucho espacio para el comercio, tanto metropolitano como regional y zonal”.
Según el gerente de Amarilo, “estamos muy lejos de índices de metros cuadrados de comercio por habitante, en menos de uno, comparado con Chile que está en cerca de tres y Estados Unidos, que se aproxima a diez”.
Respecto a la oferta de la clase de Ciudad Verde, Ciardelli agregó que es el ejemplo del potencial que tienen las llamadas zonas emergentes, a las que les suman las poblaciones en desarrollo y las ciudades pequeñas y de alto crecimiento. “Cabeceras municipales y ciudades intermedias son de gran potencial”, enfatizó.
La demostración de las proyecciones que tienen los centros comerciales en el país también están representadas en otros desarrollos de la compañía en Barranquilla, con Alameda del Río; en Cartagena, con la ejecución de Parque Heredia, y en Villavicencio, y Ricaurte, donde se están edificando Rosablanca y Las Palmas, respectivamente, para citar solo algunos, que –de paso– tienen un impacto social importante.
IMPACTO SOCIAL
El caso de Jardín es ejemplo de ello, anotó Ciardelli, quien destacó cómo la relación de la empresa con sus vecinos es clave. Por eso, precisamente, durante su construcción el centro comercial generó alrededor de 80 empleos directos y 180 indirectos.
“Además, con su puesta en funcionamiento se beneficiarán alrededor de 592 familias conformadas por trabajadores, empleados del área administrativa, seguridad, aseo y de los locales comerciales, generando un impacto positivo para la dinámica de la economía regional”, concluyó.
LA VIVIENDA ESTARÁ MEJOR
El gerente de Amarilo, Mario Ciardelli, es optimista sobre el futuro del sector constructor. De hecho, cree que a pesar del reciente dato del PIB sectorial a la baja, habrá una recuperación más pronto de lo esperado para el caso de la vivienda.
“La oferta se está moderando y la demanda ha mejorado en ciertas ciudades, aunque otras aún tienen sobreoferta. La corrección ya se dio y es cuestión de meses, mientras comienza a crecer el mercado de nuevo. Nunca ha habido un mejor momento para comprar vivienda nueva”.