La empresa colombiana Pharmetique Labs (antes La Santé) planea exportar este año 13% más en valor y entre 5% y 6% más en volúmenes de productos. Pero su plan también está afincado en aprovechar la tendencia de grandes farmacéuticas por maquilar productos con firmas nacionales, y el ingreso de biosimilares. Su presidente, Luis Alfonso Díaz habla de estos planes.
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¿Por dónde va enrutado su negocio?
Estamos con una nueva visión. Los genéricos seguirán siendo muy importantes y ahora tenemos cinco unidades de negocios: la prescripción, la OTC (over the counter o productos de venta popular), estamos penetrando con especialidades y en manufactura (maquila para negocios internacionales). Este último es un tema muy interesante, porque la mayoría de multinacionales, o todas, se fueron, porque están operando sus plantas en países grandes como Brasil o México.
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¿Por qué se da eso?
Están concentrando todos sus esfuerzos en productos especializados, que puedan patentar.
¿Se trata de un exceso de hiperespecialización?
Sí, y es un poco lo que tiene tan afectada la salud, porque el Gobierno, a pesar de que elaboró una muy buena política, en la que el 95% de la población tiene acceso, los costos de los medicamentos son bastante altos y el sistema no puede ser más sostenible. Como empresa nacional pensamos que hay una oportunidad importante en los genéricos y ahora estamos penetrando en el de los biosimilares.
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¿Cómo es esto?
Venimos trabajado hace tres años con Colciencias y con la Universidad del Norte mejorando los procesos de nuestra planta. Ahora estamos exportando a 14 países. Antes no podíamos porque no teníamos la suficiente capacidad.
¿Desde cuándo exportan?
Ya veníamos en eso, pero por ejemplo el año pasado crecimos las exportaciones en dólares un 13%. Colombia exporta 420 millones de dólares en medicamentos y nosotros somos los segundos en este campo, con el 10%, lo cual es importante porque se trata de exportaciones no tradicionales que requieren alta tecnología. Vamos a seis países centroamericanos, República Dominicana, Ecuador y Bolivia; próximamente entraremos a Chile y en dos años iremos a México con genéricos y productos de prescripción propios.
¿Todos esos genéricos los producen en Colombia?
Tenemos una planta en Venezuela que produce 13 millones de unidades, pero el 100% de las exportaciones van desde Colombia.
¿Cómo se da el ingreso a la línea de biosimilares?
El mercado colombiano tiene un valor aproximado de 5.000 millones de dólares, que equivalen como a 13 billones de pesos. Los medicamentos institucionales son el 54% de ese total, lo cual se debe a que el 96% de los colombianos accedemos a la salud, cosa que no pasa en promedio de América Latina, donde el 40% de la población no lo tiene. Pero muchos de los productos que se están dando son originales y hacen que el sistema no sea sostenible.
Pero los biosimilares generan resistencia de los grandes laboratorios...
Sí, pero eso va cambiando radicalmente. Ya representan el 16% en valor, y en volumen 42% del mercado no institucional.
¿El ingreso en esa línea se efectúa con alianzas?
Hemos hecho alianzas por ejemplo con Zydus Cadila, que es de las compañías más fuertes en medicamentos en India.
¿Tendrán marca propia?
Sí, estamos llegando con un producto en artritis reumatoidea y, en el 2019, venimos con otro para el cáncer y también artritis reumatoidea. Los registros se están tramitando en el Invima. De los 4 productos más vendidos en Colombia, todos son biotecnológicos originales y de los dos primeros tendremos biosimilares.
¿La maquila es nueva?
Empezamos hace cuatro años y le fabricamos a cuatro multinacionales. Esto se debe a que el ciclo de vida de los productos en Colombia y América Latina es muy largo. Ves artículos muy viejos, como Dólex y Aspirina, y esas compañías requieren de un maquilador confiable que le siga fabricando para concentrarse en lo nuevo. Nosotros trabajamos con las cuatro multinacionales más grandes del mundo, que auditan nuestros procesos. Eso implica una calidad importante y, así mismo, hacemos nuestros medicamentos propios.
¿Colombia sería potencia en maquila?
Ahora, en el negocio de maquila hay varios clientes, multinacionales muy conocidas, interesados en poner a Colombia como su base para la fabricación de medicamentos para América Latina. A esto contribuye, primero, que el nivel del Invima es bastante exigente y los químicos farmacéuticos que tenemos son muy competentes, pero además, la seguridad legal también juega a favor.
¿Cómo va este año?
Va bastante bien, a pesar de que la economía tiene un crecimiento relativamente bajo por el impacto de la reforma tributaria. Vamos a facturar cerca de US$120 millones, contando las exportaciones. En el 2017 fueron cerca de US$110 millones.
¿Qué porcentaje es por exportaciones?
Más o menos un 40%.
¿Qué inversiones han hecho?
Han sido 14.000 millones de pesos en 3 años. Trajimos nuevas máquinas que mejoran el proceso de secado, el de compresión de tabletas y equipos de calidad para que los análisis salgan más rápido. Uno de los problemas más grandes que teníamos era que el servicio al cliente en el negocio internacional era del 80%; no podíamos cumplir con las demandas del extranjero, es decir, que teníamos pedidos mayores a los que podíamos abastecer y eso es muy malo para un negocio. Por esos proyectos recibimos exenciones tributarias por 2.400 millones de pesos.
¿La marca La Santé tiende a desaparecer?
No, la dejamos solo para genéricos. Lo que pasa es que para entrar al mercado especializado queremos tener una marca que no esté tan relacionada con genéricos, como nos sugirieron los estudios de mercado.