Mientras las autoridades están enfocadas en reducir los índices de inseguridad asociados principalmente con el hurto de personas, otra modalidad toma fuerza en Bogotá. Se trata del robo externo e interno de comida y otros productos de primera necesidad a establecimientos de mediana y gran superficie.
De acuerdo con Alto, una multinacional de vigilancia que tiene a su cargo la seguridad de 500 supermercados y almacenes en todas las localidades de la capital del país, estos sitios están preocupados, principalmente, por la pérdida de productos frescos como carne, pollo, pescado, panadería, frutas y verduras.
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“La desaparición de estos alimentos nos da una idea de que la gente no solo los está robando para revenderlos en mercados informales, porque es difícil mantener la cadena de frío, sino también que lo estarían haciendo para alimentarse, es una necesidad”, sostiene Jhonny Pérez Ortega, gerente de esta empresa con presencia en cinco países.
Los datos así lo evidencian. Solo en los primeros cuatro meses de este año, los 500 establecimientos que cuida esta empresa han reportado 552 denuncias de robos externos (camuflar objetos en prendas de vestir o guardarlos en bolsos biónicos, es decir de doble fondo).
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Pérez Ortega sugiere que las razones principales que estarían motivando este incremento tienen que ver con la necesidad de la migración, principalmente de venezolanos, el impuesto a las bolsas y la coyuntura de inseguridad que está viviendo la capital.
Sobre esto, Hugo Acero, experto en seguridad ciudadana y exsubsecretario de Convivencia de Bogotá, señaló que en efecto la mayoría de los productos que se roban son para el consumo, pero que no hay que culpar de esto exclusivamente a los ciudadanos del país vecino.
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“No se puede seguir estigmatizando a los venezolanos, creo que históricamente hemos tenido una delincuencia criolla dedicada a esta actividad; hace 20 años, los almacenes identificaban a estos últimos como los mecheros”, sostuvo Acero, quien agregó: “Si bien han aumentado las denuncias de robos, los montos han disminuido; por ejemplo, en 2016 la cifra en plata fue $ 910 millones frente a $ 606 millones de 2017”, opinó.
Sobre el hecho de que aumenten las denuncias, pero que bajen las pérdidas económicas, evidencia, según la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia, un fortalecimiento en las estrategias para impactar este delito que va en aumento.
“Gracias a la alianza Secretaría de Seguridad, Fenalco y Policía Metropolitana de Bogotá, se creó el primer Frente de Seguridad de Centros Comerciales y Grandes Superficies, lo que ha permitido estrechar la relación entre las partes, mejorando la comunicación para lograr una reacción más efectiva de las autoridades ante cualquier problema”, explicaron en la entidad.
OTROS PRODUCTOS
Pero el aumento del robo de productos frescos no es lo único que preocupa a los propietarios de los establecimientos comerciales.
Aunque estos representan el 50 por ciento del total de las pérdidas por este concepto, la desaparición de abarrotes, como enlatados y granos, son el 25 por ciento, y estos, aunque también son para consumo, están dirigidos principalmente a un mercado no formal al que estarían asociadas bandas criminales dedicadas a revenderlos.
“El comercio organizado llega al 50 por ciento, y al comercio no organizado o informal llegan muchos productos que se pierden en el comercio formal, se revende. Ahí es donde entran a trabajar ciertas bandas y es donde nosotros debemos hacer un trabajo muy grande para prevenir y desarticular esas bandas”, sostienen desde Alto.
Para combatir esto, informaron, la principal estrategia es la alianza que hay entre estos establecimientos con la Fiscalía y la Policía Metropolitana, tal y como lo reconoce la Administración Distrital, por ejemplo con la conexión de cámaras de seguridad privadas con la red de la Policía.
“Existe un Frente de Seguridad de Centros Comerciales que ha logrado conectar al Centro de Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo C-4 con 136 cámaras externas de vigilancia de los centros comerciales, que benefician, sin lugar a dudas, también a las grandes superficies que en su mayoría hacen presencia en los centros comerciales”, explicaron en la Secretaría de Seguridad.
LOS EMPLEADOS TAMBIÉN ESTÁN ROBANDO
De acuerdo con la información recolectada por Alto en los 500 establecimientos que vigila en Bogotá, el 51,3 por ciento de las pérdidas por robos provienen de hurtos cometidos por sus propios empleados, cifra que ha aumentado en los últimos tres años.
En el 2015 representaban el 40 por ciento. Dentro de las principales razones que exponen para explicar este aumento es que las empresas, para reducir gastos, han decidido prescindir de esquemas de vigilancia interna, lo que facilita el accionar de sus trabajadores; también, deficientes filtros de selección de personal y, finalmente, la actuación de bandas que han infiltrado los supermercados comprando empleados o poniendo a integrantes suyos como trabajadores disfrazados.
ÓSCAR MURILLO MOJICA
En Twitter: @oscarmurillom