Es increíble la ‘industria’ de producción de memes que hay en el país. En solo minutos un comentario del presidente o de alguien del gobierno es convertido en una imagen burlesca, que es difundida y viralizada en redes sociales de manera veloz.
Al parecer, esto es espontáneo, aunque más parece un aparato de comunicaciones increíblemente bien pensado por parte de la oposición al gobierno y al proceso de paz, porque lograr lo que logran, a la velocidad que lo hacen y con el impacto que alcanzan, hacen dudar que estos ‘memes’ sean hechos por las personas del común.
Es curioso como la palabra ‘meme’, que fue acuñada por Richard Dawkins, en su libro The Selfish Gen (1976), y que se refería a la estructura mental de las ideas que podían ser contagiadas, hoy sea una realidad tan grande y tan abrumadora en la cotidianidad de las personas.
Es curioso y triste cómo las personas prefieren leer un meme y no la noticia que hay detrás de él. Para muchos colombianos –y muchas personas del planeta– es más fácil creerle a lo que diga una imagen bien hecha o una caricatura de los hechos, difundida bajo el esquema del anonimato, porque psicológicamente estamos preparados para creer las malas noticias, porque esto nos protege de lo que pueda pasar, y así asimilamos las malas noticias –verdaderas o falsas– fácilmente.
Hoy, las redes sociales esta plagadas de estas viralizaciones que tienen ‘enferma’ a la opinión pública. La gente postea y repostea mensajes sin saber que significan o que impacto real tendrán en sus comunidades, ni mucho menos, que percepción causarán de ellos mismos frente a sus conocidos. Lo peligroso de esto, es que muchos colombianos defienden su voto por el sí y el no, con tal agresividad, que cualquier mensaje de estos que fundamente su punto de vista, lo defiende, y creen sin pensarlo mucho.
El actual debate político nacional nos está llevando a un error democrático en el que hemos caído históricamente: siempre intentamos convencer al otro de nuestro punto de vista y de intentar cambiar su opinión, un enorme error. No debemos convencer al otro que vote como nosotros, debemos tener claro nuestro punto de vista y salir a votar el 2 de octubre de acuerdo con lo que cada uno considere es lo correcto.
Personalmente, votaré por el Sí, por si eso le interesa saberlo a alguien; y no lo hago porque crea que votar por el No está mal, o que solo el sí traerá la paz. Lo hago porque creo que no hay decisiones perfectas, sino que lo que se decida se debe ejecutar tan bien, que las cosas salgan correctamente. Que logremos que esta violencia se acabe, depende de cada uno de nosotros y no de la firma del acuerdo.
Hoy, el país necesita votos, no memes; ni mucho menos discusiones familiares, en las que más pareciera que se busca alinear a toda la familia en torno a un sentido de la votación. Salgamos a votar por lo que pensamos, y por primera vez en muchos años, no dejemos que los demás decidan por nosotros.
Camilo Herrera M.
Presidente de Raddar
camiloherrera@raddar.net
columnista
El país necesita votos, no memes
Que logremos que esta violencia se acabe depende de cada uno de nosotros y no de la firma del acuerdo. Salgamos a votar.
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Camilo Herrera Mora
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