La aprobación del Tratado de Libre Comercio entre Colombia y EE. UU. es una muy buena noticia para los empresarios colombianos, quienes dependen de que las preferencias arancelarias, representadas en el Atpdea y otorgadas unilateralmente por EE. UU:, se renueven y le den continuidad y estabilidad a sus negocios de exportación.
Con el acuerdo recuperarán su capacidad de competir frente a otros países de la región, que exportan productos similares y se benefician de TLC ya en vigor, como Chile, Perú, México, Centroamérica y República Dominicana.
Para los inversionistas nacionales y extranjeros, que ven en la capacidad exportadora de nuestro país una buena oportunidad de negocios, y para quienes la estabilidad de condiciones las garantiza un tratado, el acuerdo hace una gran diferencia.
Para los trabajadores de nuestro país, que se beneficiarán de aproximadamente 380.000 nuevos empleos y de los avances en una agenda laboral recogida en el capítulo correspondiente del tratado, así como en el plan de acción acordado entre los presidentes Santos y Obama.
El tratado representa un acicate para el sector público y el privado colombiano para adelantar reformas indispensables en la competitividad y la productividad, y en particular en el sector de la infraestructura, en el que las nuevas oportunidades nos obligarán a evolucionar.
Además, es importante para la profundización de relaciones con un país con el que tenemos muchas coincidencias, pues procuramos construir sociedades basadas en principios democráticos, que respeten las libertades políticas y económicas; mantengan la separación de los poderes del Estado; elijan a sus líderes; respeten los derechos humanos, la libertad de expresión, y la propiedad privada.
Es una buena noticia para EE. UU., porque respalda a una alianza estratégica con Colombia, que ha demostrado ser un aliado valiente y constante; y con un gobierno con gran prestigio que se ha comprometido en reformas de profundo significado histórico y social.
El crecimiento de la economía que generará el tratado puede ser soporte importante para la implementación de la Ley de Víctimas, de Restitución de Tierras, la reforma a la justicia y a la educación.
Lo anterior, debido a que le permitirá preservar y aumentar una participación en el mercado colombiano que estaba por perder, en la medida en que hemos negociado TLC con países cuyos productos son similares a los americanos, como sucede con la Unión Europea y Canadá. Son casos sobresalientes el del maíz, el trigo o la cebada, donde la porción americana de las importaciones colombianas ha venido reduciéndose.
Adicionalmente, aprovecha un momento emblemático de América Latina, en que nuestra región ofrece oportunidades de negocios ventajosas frente a otras zonas del mundo.
El TLC también refuerza políticas del Gobierno de Obama, como la que busca duplicar sus exportaciones en 5 años y avanzar en la creación de empleo y erradicación de la pobreza.
Después de varios años de una persistente labor para la consecución de un TLC, la Cámara de Comercio Colombo Americana reitera y renueva su compromiso con el desarrollo del comercio y la inversión entre los dos países, en el convencimiento de que son importantes herramientas en la creación de bienestar y progreso.