La presentación de la lista del movimiento uribista Centro Democrático muestra lo que sería volver al oscurantismo del pasado político del país, que creímos superado.
Periodos en los que el gamonal del feudo político se imponía sin escuchar a nadie y a dedo escogía las marionetas de su lista áulica.
La mayoría de sus miembros es gris, sin votos ni compromiso real con las regiones y mucho menos con identidad ideológica; son simples testaferros políticos agradecidos que defienden las ideas de su mesías y benefactor, pues de no ser por él nunca alcanzarían tal dignidad.
Lo que ha salvado al señor Uribe ha sido su fuero presidencial, o ¿cómo más de 50 de sus cercanos funcionarios han terminado en la cárcel por secundarlo?
¿Será que el señor Uribe asume este riesgo actuando como simple senador defendiéndose en única instancia?
Siendo presidente del Partido Liberal, fui testigo de la votación del proyecto de reelección presidencial y del nefasto momento en el que tres miembros de la Cámara de Representantes dieron la voltereta inexplicable, quedando al descubierto cómo a través de prebendas, puestos y promesas se logró sacar avante tal reforma constitucional.
Otro develamiento fue observar que el delito de cohecho en Colombia solo tiene pena para el que recibe, pero no para el beneficiado.
Los representantes Yidis Medina y Teodolindo Avendaño fueron condenados, pero Jaime Amín, bajo las mismas condiciones, nunca fue sancionado, y hoy se enlista en un renglón de privilegio al Senado con el expresidente.
Se pierde la esencia de la democracia en una lista cerrada dictatorial. Los criticados clanes familiares por el gamonal marcan la parada, no importa el ideario político; ejemplos son la participación de María del Rosario Guerra; Paloma Valencia, nieta del expresidente Guillermo León Valencia, y Evert Bustamante, del M-19. ¿Cuál es la identidad política de este movimiento?
Los demócratas seguiremos luchando para evitar que, por encima del reconocimiento al trabajo social y los idearios, primen la conveniencia politiquera y el amiguismo.
El señor Uribe criticaba las castas políticas, pero hoy utiliza varios delfines, sin méritos ni experiencia, que representan a sus padres o familiares para lograr desestabilizar partidos como ‘la U’ y conservadores, sin importarle que sean competentes.
Difícil resulta luchar contra la corrupción y el clientelismo cuando el gamonal usa los cargos de elección pública por conveniencia, dejando de lado la ética, o ¿de qué otra forma podemos entender que el hijo del exgobernador Luis Alfredo Ramos o la esposa del coronel Plazas, entre otros, hagan parte de las listas, mientras continúan los procesos en contra de sus familiares?
Ni qué hablar de su amigo de infancia, José Obdulio Gaviria, primo del narcotraficante Pablo Escobar, consejero detrás del trono uribista y con tal poder que ni los candidatos presidenciales de ese movimiento lograron excluirlo de la lista.
De ser ciertos los rumores de que el señor Uribe no se posesionará y solo será cabeza de la lista al Senado del Centro ‘Dedocrático’ como maniobra politiquera, sería el fraude electoral más grande de la historia, más aún cuando engaña al pueblo prometiendo que como Senador hará la transformación del país, que no fue capaz de realizar en ocho años de mandato. Señores, vuelve la apología al cinismo y a la irresponsabilidad del fin que justifica los medios.
Camilo Sánchez O.
Senador / sanchezca42@hotmail.com