Hoy casi todo el mundo sabe que la responsabilidad social empresarial (RSE) de una compañía debe orientarse de la mano con la naturaleza del negocio bajo una perspectiva de sustentabilidad a largo plazo.
Pero ¿por qué la palabra ‘sustentabilidad’ forma hoy parte de lo que el mundo llama RSE?, ¿cuál es su aplicación real al interior de las empresas y el aporte para un país?
La RSE debe enmarcarse en el concepto de sustentabilidad, lo que se traduce en tres pilares: gestión del crecimiento financiero, uso adecuado de los recursos naturales y generación de valor social. Autorregularse bajo los indicadores de sustentabilidad le permite a las empresas establecer políticas, metas de mejoramiento y compartir a la sociedad sus resultados.
El próposito debe consistir en integrar el modelo del triple resultado en las prácticas diarias de la empresa.
Desde la perspectiva de crecimiento económico se requiere un entorno de negocio viable en el largo plazo por medio de un equilibrio en los procesos productivos que hacen las compañías. De allí la importancia de innovar con productos y servicios que satisfagan necesidades, aseguren el manejo de los escasos recursos naturales y a la vez genere beneficios a la sociedad.
La RSE significa entorno de trabajo sano y seguro.
Esto se logra mediante un buen clima organizacional, garantizando el respeto por los derechos humanos, fortaleciendo las competencias de los colaboradores.
Lo anterior permite incrementar el capital intelectual de la compañía y fomentar en acciones, lo cual se enuncia en la filosofía de la organización. Allí radica la importancia de interiorizar los valores de sustentabilidad de la organización y que el colaborador se convierta en su mejor representante.
La RSE son prácticas responsables en todos sus grupos de interés: comunidad, empleados, proveedores, clientes, aliados estratégicos, accionistas.
Los informes de triple valor son la carta de presentación de las compañías a través de los cuales estas describen sus prácticas responsables. Algunas empresas cuentan con la Comunicación de Progreso (CoP) publicada en Internet, en la que, como adherentes del Pacto Global de las Naciones Unidas, presentan los avances en la aplicación de los 10 principios universalmente aceptados en cuatro áreas temáticas: derechos humanos, estándares laborales, medio ambiente y anticorrupción.
Así mismo, las empresas tienen hoy la oportunidad de consolidar su desempeño, bajo el modelo del triple resultado, en los llamados informes de sustentabilidad, que deben ser de libre consulta y además verificados por el Global Reporting Initiative, entidad pionera en el mundo en el desarrollo de guías para realizar estos reportes.
De esta manera, podemos concluir que la RSE no depende de áreas, obedece a los objetivos estratégicos que orientan un proceso de gestión de todas las dependencias de la empresa, en las dimensiones económica, social y ambiental. Hacerlo así y bien es la manera de convertirse en ejemplo de buenas y responsables prácticas.