Definitivamente, este país no tiene memoria, y la región Caribe menos, cuando se trata de la política. ¡Con qué cara pueden pedir ahora los gobernadores de la costa, que en la selección de quien reemplazaría a Electricaribe “intervengan los políticos”!, como afirma El Heraldo. En la última reunión de gobernadores, nada menos que el de Bolívar, el señor Turbay, anunció el consenso logrado entre ellos para: “... exigir una activa participación en lo que será la elección del operador que reemplazará a la empresa en liquidación Electricaribe”. Y el caramelo para que el Gobierno Nacional acepte esta petición es “… el trabajo que puedan adelantar los mandatarios para brindarle el respaldo al Gobierno Nacional en las demandas que ha anunciado Unión Fenosa contra la Nación al pedir una indemnización de 1.000 millones de euros”. Esto, con perdón de los afectados, es lo que se puede llamar claramente una manzana envenenada.
Por haber vivido la experiencia, creo conveniente recordarle al país y a la politiquería de la región Caribe, lo que hizo la clase política costeña cuando manejó las empresas generadoras de energía, llámense electrificadoras de esa parte del país. Se las repartieron como quien parte un pudín –término costeño para referirse al ponqué, ese sin el cual no es posible celebrar un onomástico–. Para que no me vuelvan a demandar los Name, omitiré los nombres, pero cada empresa tenía a la cabeza uno de esos ilustres personajes que lideran todavía esa pobre región. Cuando los entonces ministros de Minas, de Hacienda y la Directora del Departamento Nacional de Planeación tomamos la decisión de dañarles semejante negocio, el país estaba a punto de tener una crisis en el sistema nacional de energía, entre otras, por las inmensas deudas que estas empresas costeñas tenían con el sistema.
Para que recuerden, las deudas mensuales eran del orden de 40 mil millones de pesos para finales de los noventa. Los ‘dueños’, como los mismos senadores se identificaban, firmaban contratos con generadoras de otras partes del país, cuando no tenían con qué responder porque saqueaban a estas entidades. No en vano, cuando, para evitar una crisis nacional se decidió venderlas al mejor postor privado, nos esperaban, no precisamente con flores, los seguidores de estos políticos, lo que nos obligó a los miembros del gobierno a entrar por la cocina del Hotel del Prado, donde se celebraría la escogencia del nuevo operador. El precio mínimo, sin celulares, se decidió en minutos, antes de la elección de la empresa que en ese momento era un consorcio de España y Venezuela, el único que se presentó, y su oferta fue 40 por ciento más alta que el mínimo fijado.
No se trata de excusar ahora a Electricaribe, ni más faltaba, pero es bueno recordar que esta no fue la empresa original, sino la última en repetir los mismos pecados de la politiquería: no invirtieron en redes, heredaron y no corrigieron la cultura del no pago –no solo de los pobres, sino también de los ricos–, y por su mal servicio y arrogancia, perdieron totalmente el apoyo de los 7 departamentos de la región. Pero, sí se debe recordar por enésima vez, que se comportaron como los políticos en la etapa en que quebraron las electrificadoras de la costa. ¿Es eso lo que se quiere repetir ahora? No solo no pagaban los pobres, sino hacían lo propio empresas y amigos de los respectivos ‘dueños’ de la electrificadora, de tal manera que se acumulaban deudas al Estado que se consideraban, no deberían cancelarse.
Pero hay argumentos de fondo para impedir que los políticos, a los que la mayoría de los gobernadores les deben el favor, intervengan directamente en la solución a los problemas de energía de la región Caribe. Primero, es un problema muy complejo que demandará una cantidad significativa de recursos públicos, además de un cambio en la cultura del no pago, tan arraigado en amplísimos sectores de estos departamentos. Segundo, se trata de un problema técnico y financiero que debe ser manejado por expertos y no por aquellos que persigan intereses particulares. Por ello, señores gobernadores, por favor, por el bien del país, bájense de ese bus, antes que sus electores lo hagan y les cobren a muchos de ustedes –no todos porque algunos se salvan–, las cuentas de cobro que la ciudadanía les tiene guardadas.
Claro que ustedes, señores gobernadores, o sea la clase política, tienen un rol que cumplir; pero no es ni definir el nuevo modelo de energía del Caribe colombiano, ni su esquema de financiación. Lo que ustedes sí tienen que tener es, una vez que se defina lo anterior por expertos, objetivos que piensen en el bien regional y nacional y no en sus bolsillos, es defenderlos y promoverlos en los 7 departamentos y en las instancias nacionales que corresponda. Lo otro es volver a caer, ni siquiera en lo mismo de Electricaribe, sino en algo peor, porque ya la gente se ha empezado a despertar y puede repetirse la historia con mucha más agresividad y contundencia. Tal y como sucedió en Santa Marta, de nuevo, con los españoles.
No se equivoquen señores gobernadores, más bien contribuyan a una de las decisiones más complejas que debe tomar el gobierno, impulsando que solo con altísima capacidad técnica y amplios análisis financieros, se defina el modelo que ustedes ayudarán ahora sí, a darle viabilidad política.
Es decir, que sus votantes comprendan y evalúen las ventajas y no sus apoyos politiqueros.
Cecilia López Montaño
Exministra - Exsenadora.
Horror: ¿políticos en el reemplazo de Electricaribe?
Señores gobernadores, contribuyan a una de las decisiones más complejas, impulsando el modelo al que ustedes ayudarán a darle viabilidad política.
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