La anunciada destorcida de los precios del petróleo efectivamente sucedió, y las declaraciones de Abdalla Salem El-Badri, secretario general de Opep, indican que estos pueden seguir bajando hasta cerca de los 50 dólares por barril y permanecer ahí varios años. Con una canasta exportadora concentrada en exportaciones de hidrocarburos, uno de los retos que tenemos para los próximos cuatro años es la generación de oferta exportable que materialice las ventajas de acceso que se han negociado en 10 TLC vigentes y en los adicionales en camino. ¿Cómo hacemos para lograr la meta de llegar a los 30.000 millones de dólares en exportaciones no minero -energéticas para el 2018?
Con la tasa de cambio cercana a los 2.500 pesos por dólar, la agenda de un plan exportador se vuelve eminentemente microeconómica. La literatura de comercio a nivel de firma, desarrollada durante los últimos 12 años, nos da luces sobre cómo estructurar este plan exportador. Así, el punto de partida de este plan es la empresa. Son las companías las que exportan, no los países.
Las organizaciones enfrentan dos grandes categorías de costos, fijos y variables, tanto para empezar a producir en el mercado local como para entrar a nuevos mercados. Adicionalmente, empresas de un mismo sector se caracterizan por tener productividades bastante heterogéneas. Hay unas muy productivas y unas poco productivas. La combinación de costos y productividades variadas al interior de sectores resulta en una autoselección de compañías en diferentes mercados. Podemos definir, entonces, dos umbrales de productividad: el primero el que las empresas deben superar para producir en el mercado nacional, y un segundo umbral, más alto, para empezar a exportar. De esta manera, solo son empresas más productivas las que logran cubrir los costos fijos requeridos para participar en el mercado exportador, sobre todo si están en el interior del país.
Tenemos al menos tres grandes categorías de empresas: las exportadoras, que suelen ser grandes y muy productivas; las exitosas en el mercado nacional y cerca al umbral de productividad para exportar, y las más cercanas al umbral inferior que apenas pueden competir en el mercado nacional.
Cada segmento requiere una estrategia diferente desde las políticas públicas.
Las grandes exportadoras ya tienen oferta exportable demostrada. ¿Cómo hacemos para que entren a nuevos destinos? ¿Para que dupliquen el valor de sus exportaciones? Estas empresas probablemente enfrentan cuellos de botella para lograr estas metas que no están relacionados con productividad.
Las compañías exitosas en el mercado nacional necesitan más acompañamiento: requieren aumentar productividad, cubrir esos costos fijos asociados a la exportación que incluye descubrir el mercado, aprender y cumplir con los requisitos de calidad y especificación de producto, conseguir un distribuidor. Finalmente, las empresas cercanas al umbral de supervivencia enfrentan retos importantes de productividad. Son las que no tienen posibilidades a corto plazo de exportar, pero si se enfrentarán a la competencia de importaciones. Estas organizaciones pueden enfrentar la competencia con planes de transformación productiva y diferenciación de producto. Pueden buscar ser proveedores para empresas ancla exportadoras y así insertarse en cadenas globales de valor.
El reto exportador es ofrecer herramientas para ayudar a aumentar las ventas externas en todos los márgenes: el intensivo, para grandes exportadores, el extensivo, para nuevos exportadores, y la transformación productiva para las empresas nacionales.
Daniel Gómez Gaviria
Asesor del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo
dgomez@mincit.gov.co