Produce daño al país cuando se asigna importancia más de la debida al consumo en el contexto económico. Es así como es ubicado dentro de la ecuación de la economía por parte de algunos sectores y empresas que lo vigilan constantemente a través de encuestas. Con el paso del tiempo, la concepción del consumo en la sociedad se ha expresado según circunstancias y dependiendo de la escuela económica. Keynes, Marx, Modigliani, Friedman, entre otros, son algunos economistas que han estudiado el tema.
En términos generales, el consumo depende del nivel de ingresos. En esa medida, si el consumo viene jalonado por burbujas sectoriales, asimismo, cuando desaparezcan esas ilusiones monetarias también dejara de existir el espejismo en el consumo.
Adicionalmente, es indispensable tener presente el concepto de propensión marginal a consumir porque el consumo no es constante en el tiempo. Pero pueden existir periodos en los cuales se vuelve constante. Por esa razón, no es conveniente suponer que siempre estará en aumento. Pero si cae no es señal de crisis.
Es importante detenernos y mirar en dónde se ubica lo que han definido como consumo, toda vez que lo relacionan con la demanda y la utilidad de las personas. A partir de la teoría económica neoclásica, se define que las personas consumen para maximizar su beneficio. También, indica que el consumo de bienes se ubica en un espacio en cual se pueden sustituir entre ellos. Ubicándonos en esta óptica, no es aconsejable ver únicamente el consumo de unos bienes y concluir que por su caída la economía va por mal camino.
Otra consideración en la utilidad de los consumidores debe ser sobre el nivel de saciedad con respecto a la demanda. Esta propiedad microeconómica dice que las personas no deciden una cantidad grande en el consumo, porque si ese fuera el caso, el efecto es negativo sobre su bienestar (Varian, 1999). Esto, yo lo llamaría consumo contaminado, y es perjudicial. Existen esos casos cuando hay enfermedad holandesa. Hemos tenido en Colombia esas coyunturas y no son punto de referencia. No podemos creer el paradigma de la barrera de diferenciación entre la teoría y la realidad.
Lo expuesto, simplemente, representa la realidad. La caída en la demanda de ciertos bienes esta más asociada a sus características. En ese sentido, pueden ser reemplazados. Ello no afecta la función de utilidad. No es prudente cruzar estas dinámicas creando tergiversaciones desde análisis empresariales o de algunos bienes en particular, porque el consumo a nivel macroeconómico en precios corrientes ha tenido un crecimiento promedio del 8 por ciento en los últimos tres años. Es mejor analizar más variables como, por ejemplo, el empleo, el aumento de la infraestructura, la tasa de inflación y el contexto internacional, para poder concluir sobre la salud de la economía.
columnista
El consumo no define la economía
Produce daño al país cuando se asigna importancia más de la debida al consumo en el contexto económico.
POR:
Francisco Montes
-
guardar
save_article.message.success_title save_article.message.successsave_article.message.success_updated_title save_article.message.success_updatedHa ocurrido un error al intentar guardar este artículo
- Reportar error
- Seguir economía
Lo más leído
Destacados
Más Portales
Nuestros columnistas
día a día
Lunes
martes
Miércoles
jueves
viernes
Camilo Sánchez
Inconveniente humo constituyente
Nuestra responsabilidad histórica está en evitar que cantos de sirena sigan dividiendo al país.
María Sol Navia V.
¿Ha logrado la mujer superar barreras?
Otros Columnistas
Importancia del agua en agenda empresarial
Gonzalo Gallo González
Shoganai - Gamán
Rafael Herz
Liviandad y crueldad
Camilo Herrera Mora
Fundador de Raddar
Críticos
Victor Muñoz
Emprendedor, investigador, analista
Rumbo al Armagedón en el 2026
Rodrigo Villamizar
Director Electra CDP
Colisión de tarifas e importación de gas: una bola de nieve social
La gente demanda es que bajen los precios de la electricidad que consumen.
Ricardo Santamaría
Analista
Hay María Corina para rato
La historia de estas elecciones en Venezuela es que quizás nunca lleguen a realizarse.
Cristina Vélez
Decana Escuela de Administración, Universidad Eafit