El sociólogo polaco, Zygmunt Bauman, es famoso por alertar sobre las relaciones vacías y frágiles de una ‘sociedad líquida’. El ser humano opta cada vez más por no solidificar las relaciones, por no cuidarlas y mantenerlas. Él habla de un ‘amor líquido’, y de una sociedad en la que hay más conexiones que relaciones, como sucede con las redes sociales, a ratos tan positivas y a veces tan asociales.
Algunos expertos insinúan que hoy predomina el temor al compromiso, y se está con los otros en una conexión sin darse del todo. Otros afirman que, además de eso, estamos en una fatigosa transición hacia nuevas relaciones de pareja. En efecto, la mujer de hoy, cada día sale más de la odiosa sumisión y de la función de casera, o de muñeca bonita. No obstante, le cuesta manejar un nuevo papel y el hombre anda asustado con el nuevo rol suyo, que no asume, y ante una mujer que desconoce.
La ‘sociedad sólida’ se derrumbó y, por ahora, es un líquido inestable con conexiones o relaciones indefinidas e inciertas. El viejo molde pide con urgencia nuevas actitudes porque el marco tradicional ya no sirve, se volvió obsoleto. Para estar bien y espantar tantas pesadillas y rupturas hace falta aprender sobre el exigente arte de amar y, por lo mismo, tener compromiso, pasión, sinceridad, confianza, generosidad y buenas dosis de humildad, que es tan escasa. En tus relaciones siempre tendrás problemas en el intento fallido de domesticar a tu pareja o tus hijos.
Renuncia ya mismo a ese afán egoísta que te impele a controlar a los demás y a imponerles tus gustos y tus reglas. Acepta que son autónomos y tienen su propio proceso, aunque vaya en contravía de tus anhelos o caprichos. Sin respeto, el amor es un engaño, sin respeto manipulas, presionas o impones, sufres y haces sufrir. Respetar es valorar la inmensa dignidad de cada ser y aceptar que es libre para aprender con aciertos y errores. ¿Acaso tú no aprendiste con muchos yerros? Entonces, acalla los miedos que te mueven a proteger y amarrar. Dios nos dio libre albedrío, y tú pretendes anularlo y lograr que los demás hagan lo que tú quieres. En tu erróneo padrenuestro, los demás te deben decir: ‘hágase tu voluntad en la casa, afuera y en todas partes’. ¡Qué ego!
El porcentaje de hombres norteamericanos que se casarían con la misma mujer, si lo tuvieran que hacer otra vez es 80 por ciento, mientras el de la mujeres es de 50 por ciento. La diferencia entre ellas y ellos es bien notoria. Se pueden hacer muchas lecturas sobre esto, y es posible que lo que alguien ve como negativo, otro lo juzgue positivo. De hecho, unas parejas vieron esos datos y un hombre dijo: “es que las mujeres son más complicadas y exigentes”. Pero una mujer exclamó: “no, es que el hombre va en coche y no nota que a la mujer le toca lo más duro, por eso queremos algo mejor”. Lo cierto es que en la sociedad líquida, las relaciones de pareja necesitan cambios y ajustes, porque ya no es como antes.
Gonzalo Gallo González
Escritor - Conferencista
charleschaplin@oasisgonzalogallo.com
columnista
La ‘sociedad líquida’
El ser humano opta cada vez más por no solidificar las relaciones, por no cuidarlas y mantenerlas.
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Gonzalo Gallo González
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