El crecimiento económico de Colombia en el primer trimestre del año fue de 6,4 por ciento.
Este hecho, claramente positivo, cobra especial relevancia porque Colombia es el país latinoamericano que más crece, de manera que el desempeño económico del país no responde únicamente al entorno internacional.
La importancia del crecimiento económico es evidente: un Producto Interno Bruto (PIB) más alto implica mayor disponibilidad de bienes y servicios, mayor recaudo fiscal y, por lo tanto, mayores posibilidades de proveer bienes públicos.
Asimismo, un mayor PIB suele estar acompañado de menores niveles de pobreza y necesidades básicas insatisfechas, y de mejores niveles de salud y educación.
Así, el hecho de que Colombia crezca rápidamente es muy positivo.
No obstante, la tasa de crecimiento no dice mucho acerca de qué tan rica es la economía. ¿Cómo se compara el PIB por habitante con el de otros países?
¿Qué tan lejos estamos de ser un país desarrollado?
Gracias al economista Angus Maddison y sus colaboradores, es posible hacer algunas comparaciones internacionales e históricas (http://www.ggdc.net/maddison/maddison-project/home.htm): el PIB por habitante de Colombia es cercano al de los Estados Unidos a comienzos de la década de los 40, al de Chile en la mitad de los 90 o al promedio de Europa Occidental al comienzo de los años 60.
Para tener una idea del significado de esta comparación, basta recordar que en los 40 Estados Unidos era una potencia mundial o que, en los 90, Chile ya era considerado un milagro económico.
Estas cifras indican que Colombia ha dejado de ser una economía pobre y que, si logra una tasa de crecimiento sostenido del PIB por habitante de 4 por ciento, tendrá un nivel de ingreso de país desarrollado antes del año 2025.
Mauricio Cárdenas afirma que la terminación del conflicto generaría dos puntos adicionales de crecimiento.
Dado que la tasa de crecimiento anual promedio del PIB por habitante fue cercana al 2 por ciento entre 1990 y 2010, si el Ministro tiene razón, la tasa de crecimiento del PIB por habitante será cercana al 4 por ciento en los próximos años.
Pero aun si estos cálculos son demasiado optimistas, la evolución de algunas variables que afectan el crecimiento invita al optimismo (indicadores de salud y educación, años de apertura, entre otros).
No obstante, este panorama se obscurece al darle una mirada a las cifras departamentales.
Mientras en Bogotá el PIB por habitante es cercano al de Polonia o Argentina, en Chocó, el nivel de ingreso es cercano al de Guatemala, en Nariño el nivel es similar al de Ghana (inferior al promedio de África) y, finalmente, Guainía y Putumayo están en niveles cercanos a Camerún. Es decir, el ingreso por habitante y su estructura regional indican que parte de Colombia ha dejado de ser pobre.
Así, los retos importantes de política económica son que las regiones más pobres obtengan altas tasas de crecimiento y conseguir la convergencia departamental en los niveles de ingreso.
Hernando Zuleta
Profesor asociado, Universidad de los Andes