La crisis griega ha concentrado la atención del mundo entero en los últimos meses, y si bien el Gobierno griego acaba de aceptar la oferta de la Unión Europea, ignorando el resultado del referendo, todavía sigue siendo muy incierta su posible recuperación. Sin embargo, la fijación en este tema no está permitiendo ver otras situaciones que pueden tener peores impactos que el de una posible salida de Grecia de la Unión Europea.
Todo parece indicar que la economía mundial crecerá este año a una tasa semejante a la registrada en el 2014 (3,4 por ciento). Una de las razones que, en parte, explica este resultado se debe a que China viene disminuyendo su ritmo de crecimiento, pues pasó de 7,7 por ciento en el 2013 a 7,4 por ciento en el 2014, pero se estima que este año disminuye a 6,8 por ciento. En caso de presentarse esta situación, esta sería su tasa de crecimiento más baja en 25 años.
La liquidez de China, producto del crecimiento sostenido por más de dos décadas, se ha tratado de canalizar por varias vías, por ejemplo, comprando bonos de Estados Unidos hasta llegar a ser el mayor tenedor de deuda pública, aumentando la inversión en infraestructura, alimentando así el crecimiento, y aplicando una transición en su modelo económico, al motivar el consumo interno, lo cual trajo una serie de reformas y nuevas posibilidades de inversión para las familias, quienes empezaron también a llevar sus ahorros a la bolsa de valores. El 80 por ciento de los inversionistas en este mercado son personas naturales.
Actualmente, China tiene problemas por el desplazamiento de su población hacia la zona urbana, pero adelanta proyectos pensando en esta movilidad y tratando de no descuidar el campo. También tiene dificultades sociales, problemas ambientales y recientemente ha empezado a reflejar un nuevo inconveniente, que tiene como epicentro el mercado de valores. La bolsa viene registrando cuantiosas pérdidas, especialmente este año, llevándose consigo los ahorros de las familias, limitando la posibilidad de consumos futuros, coartando la perspectiva de inversión y amenazando seriamente los empleos de muchas de las fábricas y empresas manufactureras, lo que significa una advertencia para la producción mundial.
Este desequilibrio en el mercado bursátil ha obligado al Gobierno chino ha tomar medidas para de evitar un colapso mayor, por ello prohibió la venta de acciones por seis meses a aquellos inversionistas con más del 5 por ciento del valor de una empresa.
Para entender la magnitud y las posibles implicaciones de este asunto habría que decir que, si bien la deuda de Grecia suma 375.000 millones de dólares, las pérdidas que registra la bolsa de valores de China, desde junio pasado, suman 3 billones de dólares, lo que equivale a 10 veces el Producto Interno Bruto griego. En consecuencia, este desequilibrio es una tremenda amenaza mundial que no debe ser vista con desprecio, pues, en estos momentos, un desplome de la economía china equivaldría a un ataque con bombas nucleares.
Jorge Coronel López
Economista - Profesor de la Universidad de Medellín
jcoronel2003@yahoo.es