Hoy, ante el proceso de paz en marcha, resulta oportuno reproducir apartes de la carta enviada por Carlos Pizarro a Darío Ortiz, director de la revista Consigna.
“Darío:
Tengo la certeza de que vos seguís haciendo camino con la frescura de tu humor lúcido e irreverente, y creo que este es el mejor antídoto contra las veleidades del corazón y las dolencias de la Patria. Siempre y cuando no perdamos la virtud de reírnos de todo un poco, especialmente de nosotros mismos y de los que es sujeto de nuestras querencias, mantendremos la lucidez y la alegría en medio de esta incitante tormenta que se ha adueñado de nuestros destinos.
Afortunadamente, frente a esta Babel de valores que vivimos, vamos dejando atrás aquel paisito, donde la vida se enfriaba en la placidez de las tertulias oligárquicas de la vieja y tonta Santa Fé de Bogotá, (más santa que creyente).
Tengo la certeza de que habitamos ya un nuevo siglo, al que, sin duda, le hacen falta los poetas mayores como Withman, García Lorca y Mayacovsky, pero el eco de los poetas llegará en la medida en que la voz de los pueblos adquiera ritmo y reformule la verdad en términos más humanos, exaltando el deseo de crear.
Parecería increíble que nosotros seamos parte de esta nueva era. Increíble, si la historia no estuviera llena de situaciones semejantes, que un país acosado por sicarios, a la deriva por ausencia de liderazgo y supervisado por el FMI, pudiera estar pariendo una sociedad nueva y democrática.
Porque basta encender las luces altas para tocar con las manos el futuro, pues al hacer esta pequeña alquimia espiritual encontramos un protagonismo colectivo de ojos abiertos, lleno de matices y posibilidades, que indican o, mejor, auguran, que estaremos en el futuro y que este será democrático. Hoy, hasta la izquierda colombiana, cartuja y mamasanta, se lanza a convivir con el mundo y sus pecados, y, vos sabés, que en el terreno de las propuestas y las relaciones políticas, la pobreza espiritual se agota y solo sobreviven con opciones de poder las fuerzas de estirpe universal.
Por nuestro lado, la tempestad ha sido especialmente intensa, por poco nos arranca hasta los cimientos y, lo que hubiera sido más grave, el pulso del país. Hoy, pese a la ausencia, un tanto prolongada, estamos de vuelta.
Y creo que Colombia nos necesita, porque pese al eclecticismo que nos cuestionan algunos intelectuales o, quizá por él, tenemos vasos comunicantes con todos los sectores, clases y tendencias, que conforman este rompecabezas político que es nuestra Nación.
Este solo hecho nos toma en una minoría necesaria, en un país de minorías.
Porque a veces los problemas políticos son problemas de interlocutores.Hermano: espero que un día de estos te decidas a pasear por estos lados, y si es así, yo te garantizo una confortable estadía y ningún esfuerzo físico, excepto el de empinar el codo y mover las neuronas.
Carlos Pizarro L.”.
Jorge Mario Eastman V.
Exministro delegatario.