Entre el 12 y 14 de septiembre se realizó en San Francisco (California), el encuentro global de líderes por la acción climática, con representantes de empresas, gobierno y sociedad civil, con el fin de unir fuerzas para cumplir con la meta del Acuerdo de París: limitar el aumento de la temperatura 1,5 grados centígrados y evitar con esto, los peores efectos del cambio climático en el planeta.
Tuve la oportunidad de estar presente en el evento, junto con más de 2.000 personas y participar en mesas de trabajo, seminarios y conferencias, representando, junto a otros colegas, la voz de Latinoamérica. Allí se concluyó que la aceleración hacia una economía baja en carbono puede generar más de 26 trillones de dólares de ingresos a la economía mundial hacia el 2030, a través de la innovación y el desarrollo de tecnologías limpias, junto con el financiamiento a bajo costo para gobiernos y empresas.
También se acordaron compromisos para generar más de 65 millones de nuevos empleos bajos en carbono al 2030, equivalente a todos los empleos de Gran Bretaña y Egipto unidos. Se pactó, además, evitar más de 700.000 muertes prematuras producto de la contaminación atmosférica, y generar, a través de impuestos al carbono y exenciones fiscales a emprendimientos de bajo carbono, mas de 2,8 trillones de dólares de ingresos fiscales por año en nuevos negocios, equivalentes al PIB de India.
Se concertó fomentar una nueva economía agrícola sustentable, combinada con una fuerte política de conservación forestal, para generar ingresos por 2 trillones de dólares al año, a través de estrategias de reducción de pérdida de alimentos y de nuevas tecnologías para el manejo de desechos. Entre los compromisos, 12 regiones, incluyendo Cataluña, Lombardia, Escocia y el Estado de Washington, representando a 80 millones de personas y 5 por ciento del PIB global, tendrán 100 por ciento de 0 emisiones de carbono en su transporte naviero al 2030. Lo más importante, 26 ciudades, que comprenden 140 millones de personas, se comprometieron con transporte público de 0 emisiones al 2030. También 23 compañías multinacionales de vehículos, con ingresos totales por 470 billones de dólares, se comprometieron a que el 100 por ciento de vehículos fueran libres de emisiones.
Los gobiernos regionales se comprometieron a facilitar más de 3,5 millones de nuevos puntos de carga para movilidad eléctrica en las ciudades. Todas estas buenas noticias alientan a inversionistas, gobiernos, empresas y personas a continuar y persistir hacia el objetivo de mitigar y reducir a 0 las emisiones en las próximas décadas, con metas tangibles, pero también, económicamente viables para lograr este objetivo.
El desafío para Latinoamérica y, en especial, para Colombia ante esta nueva realidad es alto. La transición energética en las economías mundiales, desde un modelo productivo basado en la importación y extracción de recursos fósiles como los hidrocarburos, hacia uno libre en carbono, debería conducir a un plan nacional de desarrollo en nuestros países, dirigido a ampliar la canasta exportadora a sectores como agroindustria o servicios, junto con la previsión a mediano plazo de reformas al gasto público, para adecuar la política fiscal a esta nueva realidad. Ambas medidas necesarias, para mantener la salud de las economías de nuestra región, en especial México, Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú, ante un precio del barril que se irá depreciando.