El sistema de salud colombiano es reconocido a nivel global por garantizar el acceso a la gran mayoría de colombianos, sin distinguir salario o estrato socioeconómico. Pero lo que hemos sentido es que es un sistema lento y con muchas dilaciones.
Médicos, aseguradoras y el gobierno tienen claro los cuellos de botella del sistema. Sin embargo, hay uno que no es mencionado, debido a que toca intereses económicos del gobierno y de las universidades; y es la falta de médicos especialistas que tiene el país. Colombia cuenta con excelentes profesionales de la salud, y en muchas zonas hay un mayor número de especialistas que los requeridos por cada 100.000 habitantes. Pero, según el informe de Recursos Humanos de la organización Mundial de la Salud, en promedio, Colombia tiene un déficit que hace que no todos sus habitantes puedan acceder a un médico especializado.
Esta escasez de profesionales termina traduciéndose en largas esperas por parte de los pacientes para conseguir citas con un especialista. Es recurrente oír que pacientes en Cali, Bucaramanga o Barranquilla, por mencionar algunas ciudades, tienen citas programadas hasta para dentro de seis meses.
Entonces, ¿por qué no hay más especialistas? Primero, los pocos cupos que ofrecen las universidades para entrar a la especialización, también llamada residencia médica. Estas tienen autonomía para decidir cuántos cupos abrir cada año para las diferentes especialidades y subespecialidades. Lo anterior, se puede explicar debido a que las universidades no están obligadas a pensar en las necesidades de la sociedad, sino en su capacidad de recibir nuevos estudiantes o de mantener los salarios actuales de sus especialistas egresados.
Segundo, la falta de transparencia para aceptar nuevos estudiantes en las residencias. Muchos médicos indican que para algunas instituciones es más importante ser hijo de médico, tener ‘un apellido famoso’, o un gran poder adquisitivo para ser aceptado, por encima de cualidades como la calidad humana o un desempeño académico sobresaliente. Médicos generales ‘pilos’ se desaniman al ver que destacarse en su profesión, no garantiza un cupo para ser especialista.
Tercero, los altos costos que se requieren para ser especialista en Colombia. Sí un médico general logra ser aceptado en su especialidad, debe pagar la matrícula y, adicionalmente, termina dando su trabajo casi gratis al hospital con el que la universidad tiene convenio. Esta situación, injusta, es única en el mundo. Colombia es el único país en donde a los estudiantes les toca pagar por ser residentes y no reciben un peso durante la especialización.
Los colombianos sabemos los avances del sistema por garantizar la salud de todos. No obstante, es urgente corregir los cuellos de botella, empezando por garantizar el acceso a más especialistas. Ya es hora de que las universidades abran más cupos y exista un examen estándar para definir el ingreso, y que aumenten la transparencia de los procesos de selección, que el Ministerio otorgue mejores becas que faciliten el ingreso a residencias (en lugar de reducir el presupuesto de las becas del Icetex, como sucedió en el 2017), y que los hospitales en donde están los residentes se metan la mano al bolsillo y les paguen a ellos por su trabajo.
Columnista
Sin especialistas no hay salud
Los colombianos sabemos los avances del sistema por garantizar la salud de todos. No obstante, es urgente corregir los cuellos de botella.
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Juan David Aristizábal
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