El presidente Duque ha propuesto, como aspecto medular de su programa de gobierno, la celebración de un pacto por Colombia por la legalidad, el emprendimiento y la equidad. Para llevarlo a la práctica, además de los acuerdos que logre con diferentes sectores de la sociedad, tendrá que apoyarse, en el sistema de administración pública vigente a nivel nacional desde la Constitución de 1991, basado en la Vicepresidencia, los ministerios y demás reparticiones administrativas.
Para ello hay que recordar que este sistema incorpora distintas normas relativas a la organización y al funcionamiento de la administración pública, pero no lo hace de manera estructurada ni sistemática. Por el contrario, corresponde a un modelo burocrático y de gerencia pública flexible, que se presenta como un conjunto de agentes puestos a su servicio y compuesto por engranajes que se articulan y encajan de manera coherente. De esta forma, el Gobierno tiene bastante flexibilidad para poner en marcha sus propuestas. Con base en las diferentes presentaciones que han hecho el Presidente y sus ministros, podría decirse que han definido una distribución tácita de trabajo para el corto, mediano y largo plazo.
Para el corto y mediano plazo, la responsabilidad estará principalmente en los ministerios, departamentos administrativos y entidades descentralizadas, las cuales hay que tecnificarlas. Algunos ministros han propuesto, de cierta forma siguiendo los principios de la reforma de la administración pública de 1968, hecha por el expresidente Lleras Restrepo, una división de trabajo para que los ministerios se concreten en la definición de políticas públicas y las entidades adscritas y vinculadas en la ejecución, control y vigilancia de las mismas. Esta iniciativa aunque es interesante habría que realizarla sin olvidar que los ministros no pueden eludir hacerle frente a los conflictos de intereses y problemas políticos que se presenten.
Dentro del esquema que se está diseñando sería importante, de una parte, que el amplio número de consejeros presidenciales que se están nombrando trabajaran armónicamente con los ministros, tanto más cuando las personas nombradas, a diferencia de otros gobiernos, son de la confianza del mandatario y no obedecen a presiones políticas y, de otra, que el sistema de microgerencia que ha reactivado el presidente Duque con los consejos comunitarios, como lo ha planteado Cecilia López, no interfiera el diseño y desarrollo de las grandes estrategias y reformas que debe emprender el Gobierno Nacional.
Para el largo plazo se ha enunciado que bajo la coordinación de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, quién tiene la capacidad y las ganas para alcanzar realizaciones concretas, se trabajara en dos frentes principales. El primero, definir una visión de futuro, que establezca una hoja de ruta para los próximos 200 años y que coincida con la celebración en el 2019 del bicentenario de la Independencia. Se busca que esta conmemoración no se limite a la realización de unos actos protocolarios, sino para construir identidad y superar la polarización. Segundo, articular una misión de sabios para establecer una agenda de trabajo en materia de ciencia, tecnología e innovación que defina una prospectiva de la manera como Colombia se debe abrir más a la investigación y la innovación, que le entregue instrumentos a cada subsector de la actividad económica para insertarse en el mercado mundial y logre más crecimiento para el país.
Manuel José Cárdenas
Consultor internacional
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