No la tiene fácil el presidente Iván Duque, pero, sin duda alguna, él es la mejor opción que escogieron los colombianos para un momento clave en la historia de Colombia: por su juventud, preparación académica y formación técnica, y porque, como ya lo ha mostrado luego de la elección, no está entre sus planes seguir adelante con el modelo de confrontación y bronca.
Y, también, no menos importante, de no creer que el pasado no ha dejado nada para nuestro país, todo lo contrario: construir sobre lo construido, sin odios, sin revanchas. Muy diferente a lo que cree y pregona la izquierda, más como una acción de venganza y estímulo a la lucha de clases.
El camino estará lleno de problemas, comenzando por la resistencia de la clase política, que está acostumbrada a la repartición de los recursos públicos para satisfacer las apetencias voraces. No será fácil erradicar esa apropiación de ‘mermelada’, como tampoco el chantaje de algunos sectores, incluso privados, de capturar las rentas del Estado para su beneficio. Sin duda, la juventud del mandatario es un activo de gran valor en este propósito.
La claridad del Presidente es total: “Lograr que nuestro país se levante con ímpetu y asegure de manera categórica un crecimiento económico que traiga consigo equidad y justicia social, que derrote la pobreza, la expansión de la clase media y el acceso a los bienes públicos necesarios para elevar nuestra calidad de vida”.
Y la propuesta concreta también es contundente y transparente: “Por eso ha llegado el momento de consolidar un plan de desarrollo que sea un pacto por Colombia, por el futuro, por la legalidad, el emprendimiento, la equidad, la sostenibilidad ambiental y la ciencia, la tecnología y la información”.
Es muy fácil decir que todos debemos ayudar en este propósito, pero, sin dudarlo, es así, so pena de caer en modelos extremos si las cosas no salen bien ahora. La experiencia de otros países es aleccionadora, y no hay que ir muy lejos para cerciorarse.
Luego de las muestras de liderazgo para convencer al país de que ese es el camino, como en efecto lo logró con la votación más grande de la historia, viene la acción, que sin duda será determinante. Y para esto el trabajo sincronizado de un equipo de gobierno, transparente, altruista y sin personalismos es el fundamento de la ejecución. Es mucho el avance de tener en el gabinete y cargos altos del Estado a personas que saben de sus temas y no recomendados de los directorios políticos. Y 50 por ciento de mujeres en los ministerios.
El combate al narcotráfico y a la minería ilícita le secará el camino a la financiación de quienes quieren seguir en la vida ilegal, pero tampoco puede haber espacio para los corruptos o los capturadores de la plata que aportan, con un gran sacrificio, la mayoría de los colombianos de bien. No es todo, pero será clave para recuperar la esperanza de un mundo mejor que esperamos todos, especialmente los jóvenes.
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Vamos extrañar mucho a Carlos Enrique Piedrahita, por muchas cosas, pero, sobre todo, por sus lecciones de vida, de creer en el trabajo, en la ética empresarial, en la persistencia como camino del logro personal y profesional, y pesar siempre en los demás. Paz en su tumba.
Mario Hernández Zambrano
Empresario exportador
mariohernandez@mariohernandez.com