Mi frase de presentación en las redes sociales es una paráfrasis de lo dicho por Sócrates: “De lo único que estoy absolutamente seguro, hoy día, es de mi infinita ignorancia”.
Recurro a la célebre cita para preguntarle a Carlos Caballero Argáez si no cree que se equivocó al decir que la ETB es un lastre para Bogotá o, y me va a disculpar, doctor Caballero Argáez, si está ‘haciéndole el juego’ a Enrique Peñalosa y a quienes están detrás de él, intentando malvender la empresa de telecomunicaciones más antigua de Colombia por un precio que está por debajo de la valorización bursátil de diciembre.
Y digo malvender pues es de mala fe salir a valorarla incluyendo un estimativo de su precio en la propuesta del Plan de Desarrollo presentado al Cabildo Distrital. Además de querer pasar por encima de los 45 concejales, elegidos por voto popular y directo, al hacerle un esguince —tamaño esguince— al ordenamiento jurídico y la ética pública. La respuesta sibilina es que se necesitan los recursos para garantizar la ejecución del mismo Plan de Desarrollo. Algo no cuadra.
Un trabajo de grado presentado por Mónica María Palomino Claussen y Juan Fernando Sánchez Fernández para optar al título de magíster en Administración Financiera de la Universidad Eafit (http://bit.ly/1YzHOKm), dedicado a hacer una valoración de la ETB, concluye que a diciembre del 2011 (cuando aún no se había hecho la inversión en fibra óptica) esta era de 3,2 billones de pesos. Si revisamos la cotización en la Bolsa, vemos el porcentaje accionario y hacemos un cálculo del valor de la empresa, a diciembre del 2015 la misma estaba en algo más de 3 billones de pesos. Entonces, ¿qué hay debajo de la mesa para salir a decir hoy que vale 1 billón de pesos menos que esa última probable valoración, como por arte de birlibirloque?
Al famoso administrador urbano a nivel internacional se le fueron las luces o pensó que, simplemente, jugando con las normas NIIF (que aún muchos contadores ni entienden) diría que la ETB está produciendo pérdidas y que lo mejor es salir a venderla antes de que se desvalorice más. La compañía es un patrimonio de los colombianos, no solo de Bogotá. Y a todos nos duele.
Por supuesto, entiendo que el mundo de las TIC y las telecomunicaciones es hoy de grandes jugadores y que la emblemática empresa capitalina es un enano frente a Millicom, América Móvil y Telefónica, las tres multinacionales con fuerte presencia en Colombia. En la misma medida, comprendo que la compañía necesita un aliado estratégico que le permita seguir creciendo, verbigracia lo que hizo UNE, de EPM, al aliarse con TIGO, de Millicom.
No obstante, uno no puede salir a decir que quiere vender la gallina de los huevos de oro, desvalorizándola en público. La Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá le ha transferido más de 500.000 millones de pesos en los últimos cinco años a su socio principal. ¿Es un lastre o es una oportunidad que quieren malvender?
ETB tiene hoy la mayor operación de fibra óptica de una capital latinoamericana y es considerada un caso de buen manejo por parte de muchos consultores internacionales. Después de muchos años de operaciones decrecientes, logró obtener buenos resultados y mostrar una operación confiable, robusta y transparente. Según un informe de la Junta Directiva de diciembre del 2015, haciendo cálculos con la valoración en la Bolsa de Colombia y las inversiones realizadas, ambas superaron entre el 2012 y el 2015 los 2,25 billones de pesos. Es decir, el valor de la empresa hoy debe estar alrededor de los 4,2 billones de pesos.
Entonces, ¿quién le está mintiendo a quién?, ¿cuál es el afán de incluir la venta y la valoración en el Plan de Desarrollo?, ¿por qué no contratar una banca de inversión que haga la debida valoración y ayude a encontrar ese aliado estratégico que no abandone la filosofía misional de la ETB?
Sé de buena fuente que la Alcaldía de Medellín, luego de vendida UNE a TIGO, se dio cuenta de que no tiene infraestructura de conectividad propia. Bogotá tiene la tarea adelantada, al tener la posibilidad de conectar con última milla de fibra óptica a por los menos 1’200.000 hogares, lo que le permite al Distrito pensar en mejorar todos sus proyectos de teleseguridad, telemedicina, educación virtual, bancarización y otros que se pueden hacer con una verdadera banda ancha.
Por lo anterior, el Distrito no debe salir de ETB a la topa tolondra. Y el Concejo haría mal en autorizar la venta a través de ese orangután del Plan de Desarrollo. Debe buscar, primero, valorarla y luego, un socio estratégico que le facilite seguir siendo la empresa de telecomunicaciones preferida de los habitantes de Bogotá. En un año consiguió 70.000 clientes para su oferta propia de TV. Telefónica TV lleva 10 años en la capital y solo tiene 60.000 clientes.
Nicola Stornelli García
Analista e investigador de las TIC
ANÁLISIS
La ETB: ¿un lastre o una oportunidad?
Bogotá tiene la tarea adelantada, al tener la posibilidad de conectar con última milla de fibra óptica a por los menos 1’200.000 hogares.
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Nicola Stornelli García
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