Las asambleas de accionistas celebradas en el primer trimestre del año designaron las juntas directivas de sus organizaciones. En su primera sesión del nuevo periodo es común que la junta elija a su presidente. ¿Qué funciones cumple ese cargo y qué rasgos son deseables en quien lo ejerce?
La revista de negocios Harvard Business Review, en su edición de marzo pasado, publicó una investigación llevada a cabo por la prestigiosa escuela europea de negocios Insead, en la cual exploraron la respuesta a esa pregunta con 200 presidentes de junta directiva en 31 países alrededor del mundo. Los hallazgos coinciden con las mejores prácticas prescritas por expertos.
Para comenzar, es importante reconocer que el presidente de la junta directiva lidera a ese órgano de gobierno, más no así a la empresa en su operación, labor que corresponde al gerente general. Así mismo, el presidente de la junta directiva es quien representa a la junta frente a los accionistas y a la administración ejecutiva, y no ejerce como tal representación formal de la empresa. Esta última cuenta con representantes legales que incluyen habitualmente al gerente general. Salvo designación explícita para temas específicos, el presidente de la junta no sustituye ni a la junta directiva ni a la gerencia general frente a ninguna de las partes interesadas en la organización.
El presidente de la junta directiva es el conducto regular para la comunicación continua entre ese órgano de gobierno y quien lidera a los accionistas. Por tal motivo, su presencia en las asambleas de accionistas es recomendable. Así mismo, el presidente de la junta es el enlace permanente entre la gerencia general y su junta, y suele ser el miembro que más de cerca trabaja con el cuerpo ejecutivo de la empresa: acompaña a la gerencia general en su gestión cotidiana según lo requiera y solicite, estructura con ella la agenda para las sesiones de junta directiva, y lidera la gestión de esta última para que acompañe adecuadamente al equipo gerencial. Ello explica que el presidente de la junta suela ser un candidato a sustituir el gerente en sus ausencias temporales. No es un miembro superior a los demás, en tanto su voto vale igual que otros, pero sí ejerce una labor de liderazgo que debe servir para que la información necesaria fluya a los miembros de junta antes de sus reuniones, mantener la dinámica en las sesiones, promover la toma de decisiones y conservar el foco en los asuntos relevantes.
En atención a sus funciones, un rasgo deseable en el presidente de la junta es su alta capacidad de liderazgo que se refleje en competencias para promover y facilitar el diálogo efectivo, así como para gestionar apropiadamente el conflicto. El presidente de la junta no es el protagonista en las sesiones, es un facilitador de procesos que procura mantener el foco y lograr que cada miembro aporte lo mejor de sí mismo. Paciencia, experiencia liderando personas de alto nivel e inteligencia emocional son rasgos deseables para esta posición. De mucha importancia es que el presidente cuente con tiempo para interactuar con accionistas, otros miembros de la junta y la gerencia. Los equipos de alto rendimiento necesitan un líder para lograr sus objetivos y la junta directiva cuenta para ello con su presidente.
Carlos Téllez
Consultor empresarial