La Ocde, publicó recientemente su primer reporte global sobre el estado de la filantropía, como un pilar que será fundamental para el logro de la Agenda de Desarrollo Sostenible en los próximos años. El documento hace parte integral de una importante iniciativa: el lanzamiento del Centro para la Filantropía, un nuevo think tank (tanque de pensamiento), adscrito a dicha organización, que se plantea servir como punto de encuentro para decisores de política, académicos y actores del sector, para entender el panorama de los fenómenos filantrópicos en sus distintas facetas y su creciente influencia en varios frentes de política pública en países en desarrollo.
La Ocde reconoce que en el campo de la filantropía todavía no se cuenta con un conjunto suficientemente amplio de datos que sea confiable y comparable, que permita entender a cabalidad su dinámica global. Es muy significativo que, por ejemplo, en contraste con series de estadísticas económicas y sociales que tiene la Ocde desde hace muchas décadas, este reporte sobre filantropía está basado apenas en información de los últimos 5 años. En varios casos, actores privados realizan encuestas, entrevistas y otros métodos para recolectar información, pero estos métodos y sus resultados muchas veces no se hacen públicos, ni se contrastan con estudios previos, y el resultado es una especie de ‘diálogo de sordos’ que no permite avanzar en el conocimiento de este sector, ni de sus relaciones con otros actores públicos y privados.
Mirando en concreto las cifras de las encuestas que utilizó la Ocde para este reporte, el monto total de donaciones es de 24 mil millones de dólares en el periodo 2013-2015. Sin embargo, estas están concentradas en un pequeño grupo de donantes, pues el 81 por ciento de estos recursos proviene de solo 20 fundaciones. Un dato que no debe sorprender es que la salud es el sector que recibe el monto más alto de recursos, seguido por la educación, la agricultura y los derechos humanos. Sin embargo, es significativo que el 67 por ciento del financiamiento va a países de ingreso medio, donde está incluida Colombia, y solo el 28 por ciento va a la categoría de países menos desarrollados.
Las recomendaciones del estudio subrayan la necesidad de mejorar la divulgación de información por parte de las fundaciones y los donantes, no solo con otros donantes, sino con los gobiernos de los países receptores. También sugieren fortalecer el entorno legal e institucional, con el fin de apoyar este tipo de organizaciones. Si bien Colombia está avanzando en el marco regulatorio para este sector, aún se observa en ciertos grupos de opinión un alto grado de desconfianza social frente al mismo. Desafortunadamente, esta es una tendencia común en países en desarrollo, que se debería superar a medida que se despliegue todo el potencial de la filantropía, y vale la pena decirlo, se filtren y sancionen aquellas entidades que abusan de este estatus legal, sin generar valor agregado social.
Este estudio de la Ocde brinda una excelente oportunidad para que Colombia adopte una visión renovada frente al tema, apoyando los esfuerzos que ya se vienen haciendo, y reconociendo el rol que la filantropía ha venido tomando, y que se debe seguir fortaleciendo, dadas las necesidades de financiamiento que se vislumbran de cara al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Lina Ochoa
Comité de ex alumnos del London School of Economics en Colombia