Estos días en que las redes sociales son una herramienta de persuasión y diagnóstico del comportamiento sociológico y antropológico del ser humano, y en el que las mismas se utilizan para difundir datos personales o, en su defecto, para legitimar poderes políticos o religiosos, dividiendo países y hasta grupos de amigos y familias, veamos cómo un concepto milenario utilizado en la política, la antropología, la sociología y la psicología-histórica se mantiene vigente y toma fuerza con las próximas elecciones presidenciales.
Atribuida a Cayo Julio Cesar, estratega militar y político, nacido en la cuna de la república del imperio romano, la frase Divide et Impera (Divide y Vencerás) se ha utilizado como un símbolo de debilitamiento sistemático al enemigo para vencerlo, no solo en términos bélicos. Como ejemplo, está el levantamiento de las legiones rebeldes que no estaban de acuerdo con las políticas del imperio romano a eso del siglo V, en el que, desde el norte, los pueblos germanos se hacen a grandes territorios aprovechándose de su debilidad política y militar. Esto, llevaría a una fragmentación en la Europa occidental que daría paso a la conformación geográfica de los países que actualmente conocemos.
Otro ejemplo de este concepto latino, es lo que sucede en el siglo XII con el debilitamiento del Califato Cordobés en el al-Ándalus, o la España actual, y cómo esta fragilidad territorial daría paso al nacimiento de los reinos taifas, que no eran más que una fragmentación política de los territorios del islam en occidente. Estas divisiones, serían la ficha clave para la estrategia de conquista del cristianismo sobre el territorio musulmán, iniciada en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 y terminada en 1492 con la toma de Granada por Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, los reyes católicos.
Otro ejemplo más próximo, fue la fragmentación de la Nueva Granada al paso de la gesta liberadora de Bolívar, en el que cada provincia declaraba su derecho de estado independiente, generando división entre los criollos. Sería el propio Pablo Morillo quien, aprovechándose de esta situación, reconquistaría Cartagena de Indias y muchos comerciantes europeos se apoderarían de grandes territorios neogranadinos para hacerse al poder comercial años más tarde.
Estas estrategias históricas de dividir al enemigo para ganar, vencer o reinar, o de aprovecharse de su momento de fragilidad filosófica, no solo se han utilizado en la política, sino en campos como la resolución de conflictos internaciones, tratados y acuerdos de paz, matemática, física, biología, biomédica, computación y hasta en los análisis sintácticos, en los cuales se estudia cómo los datos y su fragmentación pueden resultar en conjuntos ordenados llamados ‘información’.
En nuestro caso, sería interesante entender, cómo el concepto de Divide et Impera, está ganando la batalla de fragmentar un país, amigos y familias, en torno a un sistema político que, aunque democrático, se aleja del concepto original de darle poder al pueblo para elegir a sus gobernantes, siendo influenciados por redes sociales que tal vez ni Platón ni Aristóteles imaginaron.
¿Qué pensarían los de la Escuela de Atenas, sobre un país que permanece dividido por la política, pero unido por el fútbol y los negocios?
Luis Felipe Chávez G.
Historiador