Últimamente, la puja por el poder de la justicia individual o colectiva, con carácter democrática, ha comenzado a involucrar estancias del Estado que nunca tuvieron que actuar al momento de juzgar o dar dictámenes. La nueva incorporación de la famosa JEP (Jurisdicción Especial para la Paz) al modelo de los poderes democráticos, se suma al Ejecutivo, Legislativo y Judicial, mezclándose con los territorios de la corte suprema de justicia como máximo tribunal de la jurisdicción ordinaria. Todos los anteriores, encadenan un gran revolcón al momento de sentenciar una condena, una ley o un proceso penal, parecido al que existía en la Europa Occidental en la Edad Media, que se resumía en una sola frase: ‘la puja por el control del poder’.
La plena edad media europea, es decir los siglos XII y XIII, según la doctora y profesora catalana María Bonet Donato, experta en el poder en la edad media, se sintetiza como: “La expresión y razón de la consolidación de los poderes feudales, en el que los territorios que viven con este sistema político, adquieren más poderío gracias a las expansiones militares, al crecimiento prolífico de las ciudades, al crecimiento comercial y agrario y a la lucha en contra de la herejía por la fe”.
Estos crecimientos en red, marcaron una clara distancia política y social entre el señorío feudal, el vasallaje, el rey y la Iglesia, determinando el inicio de la puja por el poder de la riqueza, basado en la modalidad del juzgamiento colectivo o individual. Cada uno tenía que imponer su propio sistema de control, que se sintetizaba en conflictos monárquicos, control a los trabajadores, indulgencias, reconquistas de territorios a partir de los discursos del poder, la inquisición, y determinó también la búsqueda por la expansión territorial basada en la fe, como fueron las cruzadas.
El poder, comenzó a imponerse por la fuerza y la justicia de forma punitiva, en el que las guerras se convertían en uno de los mayores ingresos y fugas de capital para los Estados, y donde los cobros de los impuestos generarían más riqueza a la clase noble, entre ellas, el rey, el señorío feudal y la Iglesia.
Para finales del siglo XIII, en países como Francia, Italia e Inglaterra, la guerra y la paz eran términos que funcionaban como generadores de riqueza y ayudaban a la legitimación del poder de las estancias más altas de los Estados. La guerra, debido al cobro de altos impuestos para su sostenimiento y la paz por el cobro de las indulgencias otorgadas entre el Estado y la Iglesia a aquellos que habían sido sometidos al perdón. La herejía también se convirtió en un gran mecanismo de la puja por la legitimación del poder, en el que la comunidad eclesiástica obtuvo altos ingresos en los procesos de juzgamiento e indulgencias otorgadas por el llamado tribunal de la inquisición (investigación) que, incluso, logró llegar a nuestro país en la ciudad de Cartagena de Indias.
Así, en estas mismas líneas, entre la inquisición, el rey, el vasallo y la nobleza, intentemos definir cuál de esos se parece a la Corte Suprema, al presidente, a los partidos políticos, y el más importante, el pueblo. ¡Queda la tarea!
Luis Felipe Chávez G.
Historiador
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