Son evidentes las consecuencias en materia diplomática y de repercusiones en el terreno, tras la decisión de Donald Trump de considerar a Jerusalén como la capital de Israel. En el mejor de los casos, el anuncio ha sido recibido en silencio en múltiples capitales, para no hablar de aquellas que han criticado de frente la determinación de Washington. Por su parte, las protestas en el mundo árabe ya comienzan a dejar un saldo luctuoso, especialmente en los territorios palestinos en donde lo ocurrido se considera una afrenta irreparable.
Sin embargo, más allá de entrar a evaluar los motivos que pudo tener el inquilino de la Casa Blanca para dar un paso tan controvertido, el episodio vuelve a poner de presente que los riesgos políticos muestran tendencia al alza en el planeta de hoy. Puesto de otra manera, eventos que no están en el radar de los observadores pueden variar de un momento a otro el comportamiento de diversos mercados o la estabilidad de grandes zonas geográficas como es el caso del Medio Oriente.
A primera vista es fácil concluir que la inestabilidad es propia de los países emergentes y que en las naciones ricas no pasa nada. No obstante, para no volver a señalar a Estados Unidos, lo sucedido con el brexit muestra que nadie está exento de que la realidad tome un giro inesperado. Es posible que las negociaciones entre Londres y Bruselas con respecto a la salida del Reino Unido de la Unión Europea lleguen a feliz término, pero sería ilusorio pensar que el divorcio de un matrimonio de 44 años de duración no dejará damnificados de un lado y el otro.
Semejantes ejemplos confirman que no hay nada seguro, así el camino se vea despejado. En lo que atañe a América Latina, en donde los sobresaltos son más usuales que en otras partes, también es necesario mantener los ojos bien abiertos. A fin de cuentas, en los próximos dos años habrá una docena de elecciones presidenciales con pronóstico reservado, como lo demuestra el caso de Honduras. Chile es la próxima escala en la consulta con las urnas, y Colombia no está lejos. El riesgo político también está presente por aquí.