Realmente no hay cómo sacar pecho, después del preocupante reporte que entregó el Dane, poco antes de que comenzara la Semana Santa. Los resultados de la Gran Encuesta Integrada de Hogares que hace la entidad, confirman que el panorama del empleo en Colombia se sigue deteriorando. Quizás el único consuelo es que el balance podría haber sido peor, pero eso no necesariamente sirve.
Los datos hablan por sí solos. El índice de desocupación observado en febrero, de 10,8 por ciento a nivel nacional, es el más malo desde el 2013 y confirma que hay un deterioro en marcha. De no haber sido porque una proporción menor de colombianos salió efectivamente a buscar trabajo, la fotografía habría sido todavía más inquietante.
Ante lo sucedido, suena obvio salir a echarle la culpa al Gobierno de turno y concluir que todo iría mejor si alguien más estuviera en la Casa de Nariño, algo que funciona en esta época electoral. Sin negar que la administración Santos tiene una cuota de responsabilidad en lo sucedido, un análisis desapasionado muestra que el desempleo no baja porque la economía anda a menos de media marcha, afectada todavía por el desplome en los precios de los bienes primarios que exportamos.
Cuando se miran las cosas con cabeza fría, lo que salta a la vista es que la generación de nuevas plazas en las principales ciudades va mal. Bogotá, Medellín y Cali son las grandes responsables del alza en el número de desocupados. A su vez, las áreas rurales que en el 2017 sirvieron para enmendar la plana debido al buen desempeño de la agricultura, esta vez no están haciendo contrapeso.
Debido a ello, el parte entregado es malo, aunque no es desastroso. Una mirada a las estadísticas muestra que aparte de que lo usual es que la desocupación sea de doble dígito en esta época del calendario –con la única excepción del 2015–, desde el 2012 hacia atrás las cifras fueron más elevadas. Revertir la tendencia solo será posible si el crecimiento económico repunta con fuerza. La mala noticia es que eso no sucederá en el 2018. Esperanzas, si las hay, se harían efectivas el año que viene.