La decisión del presidente Iván Duque de equilibrar el número de mujeres en el gabinete tiene una trascendencia que solo se podrá medir en el tiempo.
Algunos esperamos que sea un paso definitivo para crear cambios en las políticas de Estado en lo que concierne a educación en la más amplia de sus acepciones. Comenzar en la dirección correcta de ver a la mujer en su justo potencial, constituiría un viraje real y permanente, si no se convierte en un token para dar una apariencia de igualdad. Si esto ocurre, esta vicepresidencia y este gabinete se recordarán como un verdadero hito.
El sector privado podrá seguir el ejemplo y mostrar su voluntad de promover cambios como este, aunque ello implica modificaciones estructurales en la organización del trabajo. Esto, además de ser equitativo, consigue, con una medida proactiva, un mejor balance en la forma de aproximarse a la evolución que necesariamente tendrá que darse en el proceso de equilibrar las oportunidades que tiene la mujer en relación a las que tenemos los hombres. El resultado será una sociedad más diversa y, como consecuencia, más pluralista.
La elección de una mujer como Vicepresidenta ha roto un ‘cielo de vidrio’. Ojalá que los cambios propuestos en los diferentes campos de actividad que se les han asignado a las mujeres en los ministerios, tengan un efecto diseminador y una conciencia generalizada sobre su verdadero potencial en toda la administración pública.
La perspectiva femenina en el intercambio de ideas, las discusiones en el consejo de ministros y en general la dinámica que se crea como resultado de la presencia de ellas en los foros de decisión, hará –estoy seguro– que se logre un mejor rendimiento y más eficiencia en las labores de Gobierno.
No somos iguales los hombres y las mujeres. Tenemos diferencias tanto fisiológicas como psicológicas, pero la combinación que se logra al unir talentos y esfuerzos, y el solo hecho de que, tanto unos como otros sientan la presión de lograr excelencia como efecto de probar fuerzas, va a tener un impacto en la calidad de desempeño del alto gobierno.
De tiempo atrás recuerdo los consejos de mi padre, quien, a pesar de provenir de una cultura particularmente machista, promovió siempre lo que ahora se ha dado por llamar ‘igualdad de género’. Esto, entre otras razones, porque pensaba que en cargos de confianza, dirección y manejo, la mujer era más fiable y además menos proclive a actos de deshonestidad.
Para los que tenemos el privilegio de estar rodeados, a nivel familiar o profesional, de ‘féminas’ nos consta lo que pueden lograr y cuán asertivas pueden ser en el momento que son empoderadas. Cada día, nos sorprenden con su talento, sabiduría y buen consejo.
Saber que el Presidente va a tener a su lado mujeres que lo apoyan y orientan es un mensaje de esperanza al futuro.
Salomón Kassin Tesone
Banquero de inversión
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