El fútbol es considerado el mayor espectáculo del mundo y, como tal, promueve todo tipo de emociones, pocas de ellas neutras. De hecho, el Mundial que comienza este jueves en Rusia será para algunos una simple curiosidad; para otros, una motivación para divertirse y pasar el rato, y para los fanáticos y apasionados, un generador de sensaciones buenas o malas, ligadas a los resultados.
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En estos casos, la tensión arterial se eleva, los latidos del corazón y la respiración se aumentan, además de que se promueve una distribución de la sangre a órganos más vitales como el cerebro, el hígado y el riñón, lo cual se refleja en palidez, irritabilidad, pérdida de la empatía y agresión. “Es el caso de los hinchas energúmenos, que no disfrutan sino que sufren durante los partidos”, apunta el psiquiatra Rodrigo Córdoba.
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El problema es que en estos casos, de existir factores de riesgo coronario o antecedentes de enfermedades en el corazón, la posibilidad de desencadenar eventos agudos a este nivel se aumenta, por lo que hay que tomar medidas y evitar este tipo de emociones en dichas personas, según dice el cardiólogo Gabriel Robledo.
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“No se trata, de ninguna manera, de que no vean los partidos o no vayan al estadio, sino de que tomen las cosas con tranquilidad, que no abandonen los tratamientos. Y en casos extremos, si creen que el espectáculo les genera angustia, que pidan una recomendación de su médico. Esto para no sufrir”, agrega Robledo.
A TOMAR PRECAUCIONES
Un estudio publicado en el 2008 en la revista científica New England Journal of Medicine confirmó lo que muchos pensaban: que el fútbol puede ser un factor de riesgo de eventos cardiacos para personas con antecedentes. Y, concretamente, por partidos de una selección durante una copa del mundo.
En el 2006, cuando Alemania recibió la cita global, un equipo de investigadores liderado por Ute Wilbert-Lampen decidió examinar la relación entre el estrés emocional y la incidencia de eventos cardiovasculares.
Para ello siguieron los eventos cardiacos que ocurrieron en pacientes que llegaron a los servicios de urgencias del área metropolitana de Múnich durante la celebración del evento y los compararon con las mismas fechas de años anteriores.
En total se evaluaron 4.279 pacientes que presentaron infartos del miocardio, angina inestable y arritmias cardiacas serias. Y lo que encontraron fue que en los partidos que jugaba la selección alemana, la incidencia de emergencias cardíacas fue 2,66 veces mayor. Para los hombres, esa incidencia fue casi el doble que para las mujeres. Y la mayoría de los casos se atendieron durante las primeras dos horas después del comienzo de cada encuentro. Asimismo, se pudo establecer que el 47 por ciento de los pacientes que buscaron ayuda médica ya había presentado algún antecedente de evento cardiaco agudo, cuando en el periodo de comparación el porcentaje era de 29,1.
“Ver un partido de fútbol estresante más que duplica el riesgo de un evento cardiovascular agudo. En vista de este exceso de riesgo, particularmente en hombres con enfermedad coronaria conocida, se necesitan con urgencia medidas preventivas”, concluyeron los investigadores.
Aunque el estudio no explora otros factores de riesgo, según Manuel Ricardo Lombo, internista, cardiólogo de la Liga Colombiana contra el Infarto y la Hipertensión, el exceso de alcohol y el estrés son determinantes en este tipo de episodios.
“El consumo de alcohol sube la presión arterial y favorece las arritmias. El estrés, en cambio, causa que las placas de colesterol en las arterias se rompan y causen heridas que el cuerpo intenta sanar formando los coágulos de sangre, que al final son los que taponan las arterias coronarias”, explica.
UNA DROGA QUE NO HACE NINGÚN DAÑO
Marcela Alzate, expresidenta de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, afirma que el fútbol tiene la capacidad de entretener, divertir o conmocionar a las personas. Todo está mediado por una serie de sustancias que se movilizan en el sistema nervioso a partir de los estímulos que le llegan al organismo a través de lo sentidos. “Observar una jugada, escuchar los gritos y demás sonidos durante un partido, percibir los abrazos o las voces de aliento logran, de acuerdo con cada persona, aumentar la producción de dopamina, serotonina y endorfinas que modulan sensaciones y actitudes y hasta el mismo sistema de movimiento”, dice la psiquiatra.
Por un lado, en palabras de la psiquiatra Olga Albornoz, la dopamina, relacionada con el sistema de recompensa cerebral, promueve un gusto desbordado hacia el espectáculo, hasta el punto de abarcarlo todo y dejar de lado las demás actividades que se tornan secundarias ante un partido. Por otro, la serotonina mejora el estado de ánimo y convierte todo lo relacionado con el fútbol en mensajes gratos y amigables; de ahí que “todo parece fiesta, la gente es amistosa, se conversa con desconocidos y hasta se comparten abrazos con extraños, solo por coincidir en el gusto por un equipo”, agrega Albornoz.
Y por el lado de las endorfinas, estas crean en el cuerpo una sensación de bienestar, placidez y gozo en la cual el hambre, el cansancio, las preocupaciones y los problemas se diluyen durante el tiempo que dura el espectáculo. “Es como una especie de droga interna grata y pasajera que no hace ningún daño”, remata la especialista.
DISFRUTE SIN ENFERMARSE
Entienda. Se trata de un juego, nada más. Eso quiere decir que se puede perder o ganar y que, sea cual sea el resultado de un partido, está dentro de lo esperado y no debe afectar para nada la cotidianidad de nadie.
Tranquilo. Sus problemas o diferencias con otras personas no los puede mezclar con las emociones de un partido. Desahogarse con insultos tras un mal resultado no hará que se sienta mejor. Evite discusiones.
Comparta. A la hora de ver un partido procure acompañarse por gente grata, de confianza y con la que se sienta a gusto. Evite estar con quienes generan malas emociones.
Modere. El trago y la comida hay que moderarlos. El exceso de licor es enemigo de los malos resultados y puede desencadenar situaciones lamentables, porque merma la capacidad para razonar. Contrólese.
No discuta. Si las opiniones son divergentes en un partido, lo cual es natural, evite que estas favorezcan enfrentamientos que se le puedan salir de las manos. Mídase y ponga punto final cuando lo considere.
Y, por último. Si la selección de su país o la de su preferencia queda eliminada del Mundial, no se preocupe; total, el Mundial es un espectáculo que se juega cada cuatro años y en el que están 32 países para que Alemania o Brasil ganen.
REDACCIÓN SALUD