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23 jul 2018 - 10:09 p. m.

A la plata que cuento a diario no le doy ningún valor: cajero de banco

En su opinión, “esa es la mejor manera de evitar la tentación y de no sufrir porque los demás tienen plata y uno no”.

Carlos Alberto Vera, cajero de banco

Carlos Alberto Vera, cajero de banco.

Cortesía Banco Agrario

POR:
Portafolio
23 jul 2018 - 10:09 p. m.

Carlos Alberto Vera Sánchez nació en Espinal (Tolima), se graduó de bachiller en su pueblo natal, y de tecnólogo en administración de entidades financieras del Sena, lo que lo encausó por el oficio de cajero de banco. Muy rápidamente saltó al mercado laboral gracias a que Bancolombia le dio la oportunidad de trabajar en su oficina de esa localidad tolimense, donde estuvo cuatro años, y posteriormente fue trasladado a Bogotá.

En la capital del país laboró casi 10 años, y luego, gracias a su experiencia, encontró una opción como cajero en el Banco Agrario, donde inició como auxiliar y hoy es el cajero principal en la oficina de la dirección nacional de esa institución financiera.

A la par con la experiencia como cajero, Carlos Alberto estudió un diplomado en gestión pública y cursó la carrera de administrador de empresas.

¿Cuánto tiempo lleva como cajero de banco?

Inicié en el Bancolombia como mensajero y pasé por varias escalas de cajero durante 15 años en esa entidad. Hoy soy cajero principal en el Banco Agrario donde llevo 9 años, para un total de 24 años en el oficio.

¿Qué se siente dedicarse todo el día a contar la plata de los demás?

Uno tiene que concientizarse de no ponerle valor al dinero que recibe a diario de los clientes. Debe hacer de cuenta que está contando papeles o que está revisando fichas, bonos o documentos sin ningún valor. Yo siempre les digo a las personas que capacito, que el gran error es ponerle valor al dinero que cuentan, porque ahí empiezan las complicaciones.

Hay que tener mucho cuidado con eso.

¿Es difícil contar millones de dinero todo el día y al mismo tiempo saber que a veces no se tiene con qué atender sus necesidades básicas?

La idea es que los cajeros sean muy cuidadosos en sus finanzas personales para que no les lleguen a su pensamiento ideas que les generan problemas. Pero muchos caen en la tentación. Hay que meterse en la cabeza que eso no lleva a nada bueno y que es posible terminar en la cárcel.

¿Cuántos clientes atiende un cajero de banco al día?

Más o menos un promedio de 100 personas diarias, aunque hay clientes que llegan a hacer varias operaciones como pagar recibos, cuotas de créditos, consignar, retirar dinero, etc.

¿En promedio, cuánto dinero cuenta un cajero al día?

Eso es muy relativo, pero más o menos entre 50 y 100 millones diarios. Sin embargo, hay gente que llega a hacer pagos o consignaciones de alto valor. Una sola persona puede llegar a consignar 200 o 300 millones de una vez.

¿Llegan muchos billetes falsos?

Sí llegan, pero la experiencia de uno como cajero le permite detectarlos con mayor facilidad. Sin embargo, cada vez es más difícil que los falsifiquen porque tienen muchos detalles que impiden que esto suceda y que facilitan su detección. Aun así, la cantidad de dinero hace que a veces se pierda la sensibilidad al tacto y se nos pasen los billetes falsos.

¿Quién asume el costo de un billete falso?


Si el cajero humano lo recibe, la responsabilidad es de él y lo tiene que pagar. Ese es un error de él y responde por su valor.

¿Qué hacen cuando el billete falso lo detecta el cajero delante del cliente?

No se le recibe y se le hace llenar un formulario de declaración que indique de dónde lo sacó. Esa información pasa al área de seguridad del banco. En ese caso, el billete lo pierde el cliente.

En su oficio de cajero ¿se ha descuadrado mucho en la caja?


Eso nos sucede a todos. A veces por el afán de contar la plata, porque los billetes vienen muy pegados y por el volumen.

¿Quién asume el costo del descuadre?

Si el descuadre es por dinero faltante lo paga el cajero, y si es por dinero sobrante, la plata la coge el banco para responderle al cliente en caso de que llegue a hacer el reclamo. Pero hay veces que nadie llega a reclamar.

Una vez una auxiliar se descuadró en casi 900.000 y los tuvo que pagar. Pero hay casos en los que sobra plata. Cuando este tipo de situaciones son frecuentes con el mismo cajero, seguramente le abrirán un proceso disciplinario, pero si el tema es esporádico, él paga su descuadre y no pasa nada más.

¿Hay mucha rotación de personal en el área de cajeros?

Sí, se da porque hay personas que no tienen la capacidad para manejar esas sumas de dinero ni la agilidad para concentrarse al momento de contar plata. Eso hace que se descuadren y prefieren renunciar. El tema es que todo lo que se maneja en el banco es dinero, no solamente el efectivo.

¿Cómo es la relación con los clientes?

Hay de todo. Existen clientes que se disgustan con nosotros los cajeros porque les subieron las tasas de interés, pero resulta que él tomó su crédito con tasa variable. Ellos tienen la percepción de que los cajeros somos los culpables de lo que pase con sus compromisos de pago.

Por ejemplo, a veces les toca pagar una comisión, y nos piden explicación, cuando esos son reglamentos del banco autorizados por la Superfinanciera.

¿Los clientes se quejan por las filas y las demoras en los bancos?

Nosotros manejamos turnos y los clientes esperan sentados. Pero hay ocasiones en que se presentan demoras. Ellos mismos dicen que este es un problema de todos los bancos. A mediodía es cuando se registran las mayores congestiones y protestas de los clientes.

¿Qué anécdota recuerda de sus 24 años como cajero?

En Arauca, llegaban unos clientes a pie limpio, en una moto, a consignar cantidades de dinero, y si uno les iba a devolver unas monedas se negaban a recibirlas. El tema es que esto es generalizado en esa ciudad. En la provincia, a mucha gente no le gusta recibir las monedas. Al contrario, en Bogotá, la persona pelea por que uno no tiene cómo devolverles monedas.

¿Hay anécdotas reconfortantes?

Sí. Algunas son de satisfacción para uno. Como he estado en varias oficinas, cuando me trasladan, muchos clientes me piden que no me vaya, que pida que me dejen en ese lugar.

¿Qué cosas no puede hacer un cajero cuando está atendiendo público?

Son las mismas que rigen en la mayoría de los bancos. Por ejemplo, no se puede hablar por celular y cada vez que una caja acumule una cuantía de dinero recibido del público tiene que trasladarlo a la caja principal para que ese dinero sea trasladado a las bóvedas, como medida de seguridad.

¿Como cajero se ha dado cuenta de robos a personas con sistemas como el paquete chileno?

Que yo me haya dado cuenta no, pero sí sucede. Cuando uno se entera es porque la persona ya fue víctima de esa práctica. Pero el cliente siempre reconoce que fue su error y asume la pérdida. Lamentablemente la gente sigue siendo ingenua.

¿Le ha tocado recibir consignaciones de personas que lleguen con mucho dinero en sencillo?

Sí. Tuvimos un cliente que llegaba con altas sumas en billetes de baja denominación y monedas. Lo curioso es que esa plata tenía un olor raro. Él decía que tenía una ferretería, pero después nos dimos cuenta de que ese dinero era producto de la venta de droga al menudeo en la calle. De un momento a otro dejó de llevar plata al banco, y no sabemos si fue que las autoridades lo detectaron, o qué pasó.

¿Qué pasa con los billetes que les llegan en avanzado estado de deterioro?

Esos los sacamos aparte y los enviamos a la transportadora de dinero, que a su vez los envía al Banco de la República y los sacan de circulación.

¿Cómo les ha ido con los billetes nuevos, especialmente con los de $100.000?

Muy bien. Estas denominaciones altas son buenas porque es más nos fácil contar el dinero. Además, tienen una muy buena seguridad en cuanto a que son difíciles de falsificar. Sin embargo, son un poco frágiles, es decir, que se deterioran fácilmente.

¿La labor de estar todo el día en contacto con dinero, billetes y monedas, tiene algún riesgo en temas de salud?

Sí. Lo primero es que la acción de contar billetes le genera la enfermedad del túnel metacarpiano. Pero también genera rinitis por el polvo que tienen los billetes. Igualmente produce piquiña en los ojos, especialmente por los billetes nuevos. Por eso toca usar gafas y tapabocas.

¿Cómo se siente cuando le toca hacer fila en otro banco para hacer una diligencia personal?

Uno comprueba que las filas son un problema de todos los bancos porque a la gente le gusta hacer sus diligencias bancarias de manera presencial, y no hace uso de la tecnología. Si lo hicieran, las entidades financieras se descongestionarían.

Edmer Tovar Martínez
Editor Portafolio

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