La posibilidad de conversar por horas en un escenario agradable, con ambientes naturales y al aire libre son algunas de las razones por las cuales los altos ejecutivos buscan el campo de golf como ese lugar donde pueden interactuar con clientes, proveedores y aliados estratégicos.
Es por eso que con fuerza empieza a hacer carrera entre los empresarios el término ‘netgolfing’, la conjunción entre el ‘networking’ y el golf, una disciplina deportiva que suma adeptos y que incluso las compañías incentivan como un protocolo más de relacionamiento para que sus empleados socialicen con sus clientes más importantes.
Muchas personas en el mundo lo utilizan como una herramienta de trabajo, de negociación y de mercadeo. El campo de juego es clave, pues se trata de un escenario relajado pero competitivo, en el que el golfista sale de su rol como hombre de negocios y se vuelve igual a los demás desde el punto de vista deportivo.
¿Qué es?
“El ‘netgolfing’ claramente es uno de los beneficios que tiene el golf. Es la posibilidad de hacer contactos empresariales y de negocios alrededor de un deporte que permite tener contacto cercano con los ‘partners’. Inclusive, en algunos países se exige a estudiantes de ciertas carreras que lo jueguen, porque no es sencillo llegarle a un alto directivo en otros escenarios. Con el golf los canales de comunicación de abren más fácilmente, sin filtros, ya que se dispone de entre cuatro y cinco horas para aprovechar esa conversación”, asegura Carlos Avendaño, director de comunicaciones de la Federación Colombiana de Golf.
Es un juego consigo mismo más que una competencia, por lo que genera un entorno propicio para establecer una comunicación fluida durante su transcurso.
En experiencia de Andrés Rueda, organizador de eventos deportivos, es tal el poder de conexión de este deporte que incluso relata que ciertas marcas que están en el segmento de lujo usan los torneos de golf como espacios para presentarse o posicionarse, ya que se vinculan con un aspecto emocional y sirven de comunicación directa, sin demasiada publicidad invasiva en el campo.
“El torneo permite hacer una interacción de marca selectiva, para ciertos momentos, bien sea en zonas de hidratación, o cuando los jugadores pasan por un whisky o un vino en determinadas ocasiones”, explica.
Escenario con etiqueta
“A través de los años he hecho muy buenas relaciones jugando golf y de ellas, han resultado excelentes negocios, pero hay que saber manejar eso y no forzarlo, sino llevarlo de una forma agradable y que no se note que lo invité a jugar con una intención”, dice Vicente Casas, golfista aficionado.
Y es que en el golf también existen unas reglas de etiqueta que es bueno conocer desde el principio. Esto incluye desde lo más obvio como la vestimenta (en los campos importantes está prohibido el uso de jeans, o de camisetas sin cuello), hasta las maneras y el protocolo a seguir cuando se conoce a alguien nuevo o se invita a un cliente al campo. Ese tipo de cosas son las que le dan categoría al deporte. Si bien son reglas que no generan penalidades es importante conocerlas para no pasar malos ratos.
En ciertas escuelas de negocios hay materias de golf, no solo para aprender a jugarlo sino para identificar cuál es la conducta a seguir, demostrando así que es parte fundamental del ‘business to business’.
El comportamiento del jugador es un indicativo que de manera tácita les muestra a otros cómo se mueve también fuera del campo. En el campo se puede traslucir algo de las personalidades y, por eso, es un escenario de confianza.