Esperamos un impacto moderado de la reforma tributaria de Trump en el crecimiento del PIB de EE. UU. en 2018. En consecuencia, no prevemos un aumento significativo de la inflación en ese país, a diferencia de lo que actualmente están anticipando los mercados financieros.
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Lo anterior justifica nuestra expectativa de que la Reserva Federal continuará con el proceso de normalización gradual de su tasa de interés objetivo, así que solamente esperamos 3 incrementos en 2018 (el próximo sería en la reunión de este mes).
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Sin embargo, aún vemos una probabilidad no despreciable de menos de 3 incrementos este año pues creemos que en el segundo semestre podrían aparecer señales de que el ciclo económico estaría llegando a su fin, implicando un mayor riesgo de recesión en 2019, en parte debido al deterioro de las perspectivas fiscales que está produciendo la reforma tributaria.
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Por el lado del gasto de los hogares, que representa casi 70% del PIB en EE. UU., esperamos un impulso limitado de la reforma tributaria en 2018. Según cálculos del Comité Conjunto Tributario del Congreso de ese país, aunque la reforma implicaría una reducción promedio de la carga impositiva de los hogares de 113 mil millones de dólares anuales en la próxima década, la magnitud en 2018 sería de tan sólo 75 mil millones (0,4% del PIB). Además, creemos que menos de la tercera parte de ese ahorro se destinaría a aumentar el gasto.
Primero, diversos estudios sobre los efectos de las reformas tributarias de 2001 y 2008, sugieren que aproximadamente 30% de los respectivos recortes impositivos a los hogares se destinaron a aumentar su gasto.
Creemos que una proporción similar se presentará en esta ocasión e incluso podría ser menor, especialmente teniendo en cuenta que la reforma de Trump entró en vigencia en la parte alta del ciclo económico, a diferencia de lo que ocurrió con las otras dos que mencionamos.
En efecto, mientras que la situación actual evidencia una economía en expansión y operando muy cerca del pleno empleo, tanto en 2001 como en 2008 la economía había entrado en recesión unos 3 meses antes y la tasa de desempleo venía aumentando en los 3 trimestres previos.
Segundo, los actuales recortes de impuestos están llegando en un momento en que la tasa de ahorro personal se encuentra en un bajo nivel cíclico e histórico, lo que sugiere que los hogares cuentan con amplio espacio para generar más ahorro.
Esta tasa se sitúa actualmente alrededor de 3% de su ingreso disponible, el menor nivel en más de 10 años y significativamente por debajo de los valores que se han observado desde que hay registros hace casi 60 años.
Tercero, los actuales recortes impositivos son significativamente mayores para los hogares de altos ingresos, cuya propensión marginal a consumir tiende a ser menor. Según cálculos del Tax Policy Center, un centro de pensamiento independiente, el ingreso promedio del quintil de la población con mayores ingresos sería el que más aumentaría, alcanzando 2,9% en 2018, mientras que el del quintil inferior apenas lo haría en 0,4%. Los hogares con mayores ingresos son más propensos a ahorrar un aumento extraordinario de los mismos, o lo que es lo mismo, son menos propensos a gastarlo, y viceversa. Lo anterior, junto con el bajo nivel actual de la tasa de ahorro personal, también sugiere que una menor proporción del ingreso adicional que genera la reforma tributaria se destinaría al gasto.
Por el lado de la inversión de capital, también esperamos un impulso limitado de la reforma tributaria. Según los mismos cálculos del Comité Conjunto Tributario del Congreso, la reducción de impuestos a las empresas sería de 129 mil millones de dólares en 2018 (0,6% del PIB), muy superior a la de los individuos. Sin embargo, una reciente encuesta de Morgan Stanley muestra que solamente un 17,3% de esos ahorros impositivos se destinaría a aumentar las inversiones de capital en 2018, que es lo que directamente afectaría al PIB, y apenas un 13,2% se destinaría a aumentar la compensación laboral, lo que beneficiaría el gasto de los hogares, pero con las limitaciones que explicamos previamente.
La mayor parte de los recortes impositivos a las empresas no tendría un impacto directo ni significativo en el crecimiento del PIB en 2018, pues 42,9% se destinaría a la recompra de acciones y al pago de dividendos, 18,6% a fusiones y adquisiciones, y 8% a fortalecer sus estados financieros.
Ahora, es factible que una porción de los mayores recursos que recibirían los inversionistas en acciones, por concepto de recompras y pago de dividendos, se destine posteriormente a aumentar el gasto y la inversión en capital.
No obstante, más de dos terceras partes del mercado accionario en EE. UU. está en poder de distintos tipos de fondos de inversión, así que la mayor parte del exceso de recursos se destinaría a nuevas inversiones en los mercados financieros y no de capital.
Por su parte, la tercera parte del mercado accionario se encuentra en poder de individuos, pero el 84% de ese monto le pertenece al 10% con mayores ingresos, así que el impacto sobre el gasto de los hogares también resultaría siendo limitado por las razones que explicamos previamente. Además, el 35% de ese mercado accionario se encuentra en poder de extranjeros, así que una porción importante de la mayor recompra de acciones y pago de dividendos ni siquiera permanecería en ese país.
De esta manera, esperamos que la reforma tributaria sume un máximo de apenas 0.3 puntos porcentuales (p.p.) al crecimiento del PIB de EE UU. en 2018. Incluso, el Tax Foundation, que es un centro de pensamiento de derecha y que usa varios supuestos que lucen optimistas, estima que este impacto sería de tan sólo 0,4 p.p.
Andrés Pardo Amézquita
Director Ejecutivo de Investigaciones Económicas de Corficolombiana.