“Colombia no debe asumir el riesgo de deteriorar la relación con Estados Unidos, nuestro principal inversionista y socio comercial por cuenta de una guerra comercial que no es nuestra, y de la cual podemos salir fortalecidos y ganadores”, aseguró Martín Gustavo Ibarra, abogado y economista de la Universidad Javeriana, y analista de comercio exterior.
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El experto señala que “en las guerras unos pierden y otros ganan. El país puede ser un gran ganador, pues no tiene un superávit comercial crónico con EE. UU., y tiene un acuerdo con los más bajos requisitos de origen que los exigidos a cualquier socio comercial y una política agresiva de inversión extranjera”.
¿Cómo analiza la situación de Colombia a la luz de las decisiones comerciales recientes de la administración Trump?
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Es un momento clave de la relación bilateral. No solo está en juego la exclusión de la medida 232 (aranceles del acero y del aluminio). Por otro lado, la semana pasada el USTR incluyó a Colombia en la lista de observación prioritaria en materia de propiedad intelectual. Es una lista de países que están incumpliendo los compromisos en esta materia.
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Considero que Colombia debe sentarse con EE. UU., su principal socio comercial, a resolver los pocos problemas que tenemos y a identificar las inmensas posibilidades de cooperación futura. Colombia es el segundo mercado más grande del mundo, después de México, con un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, y esto lo debemos utilizar.
¿Qué línea de acción sugiere para el gobierno colombiano?
Yo creo que el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, a cargo de este tema, tiene muy claro el camino: debe trabajar en el cumplimiento de los compromisos pendientes en el TLC, en especial en temas de propiedad intelectual y lucha contra la piratería, en coordinación con otros ministerios y entidades del Estado; e intensificar las negociaciones con Estados Unidos, tal como lo viene planteando.
Hay que mantener abierto el canal del diálogo, como lo hizo Corea, hasta ahora el gran ganador de este conflicto, con rapidez y eficacia.
¿Qué opina de invocar el mecanismo de solución de controversias que incluye el TLC?
El problema de invocar el sistema de solución de controversias del Acuerdo, es que Estados Unidos puede argumentar que la medida que impone se enmarca en una norma de la OMC (artículo XXI del GATT) y no del TLC, quedando Colombia sin argumentos.
En efecto, ya otros países han acudido a la Organización Mundial de Comercio y han solicitado el inicio de consultas. De hecho, China y Japón han realizado su solicitud en el marco del acuerdo sobre salvaguardias de la OMC. Seguro que será ese organismo el que termine por resolver esta disputa.
Usted afirma que Colombia puede ser el ganador de una eventual guerra comercial ¿Por qué?
Con estas medidas arancelarias que impuso el gobierno de Donald Trump, del 25% para el acero y del 10% para el aluminio, toda la cadena metalmecánica de Estados Unidos se enfrenta a un incremento gigantesco en el costo de sus insumos y pierde competitividad. Hay un gran grupo de productos que también se pueden fabricar en el país y potencializar sus exportaciones.
Expresado de otra forma, este aumento de aranceles que le resta competitividad a las empresas metalmecánicas norteamericanas se traduce en una oportunidad para las industrias colombianas que pueden traer su materia prima sin impuestos (por Plan Vallejo o zonas francas) y exportar sus manufacturas finales de acero o aluminio a Estados Unidos sin aranceles, invocando el TLC.
¿Cómo deberíamos prepararnos para aprovechar esa oportunidad?
Hay que trabajar de manera coordinada en identificar las oportunidades producto a producto. También es clave aprovechar instrumentos de promoción como zonas francas, Plan Vallejo y comercializadoras, así como programas a la medida de las empresas como los que viene promoviendo ProColombia.
¿Cuáles son los riesgos en el camino?
El primer riesgo es deteriorar la relación con nuestro principal inversionista y socio comercial por cuenta de una guerra comercial que no es nuestra, y de la cual podemos salir fortalecidos y ganadores. Otro riesgo es que escale esta disputa comercial y que todos los países decidan imponer unilateralmente barreras a la importación.
Es clave preservar el sistema multilateral de comercio que nos da reglas de juego claras.
No podemos poner en peligro el funcionamiento de nuestro TLC, que es un gran activo para el comercio exterior colombiano, por un problema de OMC, que es otra instancia diferente.
No hemos tenido la diversificación de exportaciones que muchos esperaban.
¿Por qué?
Tenemos pendiente la implementación de muchas acciones de agenda interna que se plantearon desde la negociación con Estados Unidos: se ha avanzado muchísimo en la facilitación del Plan Vallejo.
Falta fortalecer las zonas francas en cuanto a sus plazos de vigencia frente a las de la Alianza del Pacífico, e impulsar la industrialización de las costas. Es imperativo atraer empresas tractoras o anclas que jalonen las cadenas regionales de valor en la Alianza del Pacífico.
¿Hay motivos para mantener el optimismo frente a la marcha de nuestras ventas externas?
En las guerras unos pierden y otros ganan. Colombia puede ser un gran ganador, pues además de no tener un superávit comercial crónico con EE. UU., tiene un acuerdo comercial reciente, con los más bajos requisitos de origen que exige Estados Unidos a cualquier socio comercial y una política agresiva de atracción de inversión extranjera.
Si quisiéramos llevar a las cifras de exportaciones per cápita que México o Chile exportan hoy a los Estados Unidos, podríamos crecer diez veces.
Además, también podemos producir muchos de los productos agrícolas que la China amenaza dejar de comprar a Estados Unidos, como la carne de cerdo y vacuna, entre otras. Curiosamente Estados Unidos y China son nuestros dos principales socios comerciales. Mientras unos lloran, otros hacen pañuelos.
Ricardo Ávila
ravila@eltiempo.com