En lo que va del año, el petróleo Brent, de referencia para Colombia, ha incrementado su valor en 12,92 dólares en el mercado de futuros de Londres. El barril pasó de negociarse en 64,61 dólares los primeros días de enero a 77,56 dólares en julio, una tendencia alcista que juega a favor de la economía colombiana al darle un mayor margen de maniobra al Gobierno con el gasto público.
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La recuperación de los precios del crudo se traducen en mayores recursos y oportunidades para que el país apalanque las inversiones en las regiones. De acuerdo con el Ministerio de Hacienda, por cada dólar de incremento en el precio del petróleo representa ingresos fiscales por $350.000 millones de pesos, en otras palabras, con los doce dólares que ha subido el barril Brent entre enero y julio Colombia ingresarán en el 2019 a sus arcas 4,2 billones de pesos adicionales.
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No obstante, Camilo Durán, analista de Research de Credicorp Capital, señala que el impacto del incremento del crudo tendrá un impacto “relativamente pequeño” en el tamaño de la economía y este será más significativo en los dividendos que el Gobierno recolecte de Ecopetrol y de los mayores impuestos cobrados a las compañías dedicadas a este negocio.
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“Esos mayores ingresos fiscales se pueden aprovechar para que el ajuste del déficit por parte del Gobierno sea mucho menos doloroso, pues no se tienen que hacer tantos recortes o modificaciones adicionales sobre el sistema tributario del país, como se ha venido haciendo en los últimos años”, explica.
Además, otro tema clave es que los precios del petróleo no se han traducido necesariamente en un peso colombiano mucho más fuerte, sin embargo, para el experto la tasa de cambio podría impactar en la generación de empleo formal y crecimiento más alto de la economía gracias al beneficio que traerían las exportaciones.
“Los niveles de la tasa de cambio se pueden estar aprovechando a favor del sector exportador, en la medida en que esta sigue siendo competitiva a pesar del incremento en el petróleo”, comenta.
Durán, por otro lado, sostiene que, asumiendo que la tasa de cambio no va a responder de una manera importante a los precios del petróleo, “no se esperaría un choque positivo sobre la inflación, por el contrario, si los precios se mantienen altos podría haber un efecto negativo principalmente en el costo del grupo transportes, que se ven reflejados en los precios de la gasolina”.
Alexandra Hernández, Vicepresidente de Asuntos Económicos de la Asociación Colombiana del Petróleo, comenta al respecto que cada vez es más difícil poder encontrar una correlación más clara frente al aumento del precio del crudo y la baja de la tasa de cambio.
“En el bolsillo de los colombianos tiene doble efecto. Una tasa de cambio más alta favorece con mayores ingresos a los exportadores petroleros y no petroleros. Una tasa más baja también favorece el bolsillo de los colombianos porque las materias primas y los productos terminados importados bajan de precio, baja el costo de las importaciones”.
Y recalcó que “es muy buena noticia que los precios suban, pero es igualmente importante que se logre mantener la producción en el país y, ojalá, aumentarla”.
Por su parte, César Hernández Álvarez, consultor de Multiedro Consulting, señala que si bien el aumento de los precios representan mejores ingresos al sector público por un mayor volumen de las exportaciones, “el petróleo en un país como Colombia no debe limitarse al elemento fiscal y de inversión, sino a los posibles encadenamientos productivos que generen la demanda de bienes y servicios y de mano de obra”.
“Yo diría que lo que hay que tener en cuenta en esta oportunidad es que, si bien el precio se ha recuperado, lo que no debería volver a pasar por ética en el negocio es olvidarnos de los esfuerzos en la búsqueda de la eficiencia y la optimización de costos”, precisa.