A partir de cifras publicadas recientemente por el Banco de la República de Colombia, referentes al comportamiento económico hasta el primer trimestre de 2019, es posible advertir que de nuevo, la economía crece, pero con cifras menores a 3 por ciento. En efecto, los primeros tres meses de este año, el aumento del producto interno bruto (PIB) fue de 2,8 por ciento. Lejos del 4 o 5 por ciento que se estima debe aumentar anualmente este indicador a fin de que cedan los números de pobreza e indigencia en el país.
Las cifras que corresponden a los sectores de crecimiento en la economía colombiana, además dan base para establecer las razones por las que, aunque el aumento del PIB ha llegado a ser sostenido, este no se traduce en mayores niveles de empleo, tal y como era de esperarse. Es decir no se ha alcanzado plenamente lo que se reconoce como crecimiento “a favor de los pobres”.
(Lea: ¿Por qué la economía del país no despegó al ritmo esperado?)
Efectivamente, los sectores que más reportan aumentos de producción en términos anuales, hasta el primer trimestre de 2019, son: finanzas y banca, comunicaciones, minería y comercio. Aparece relativamente estancado, el crecimiento de la industria, y con evidencias de franca desmejora, la construcción y la agricultura.
Se sabe que son las rentas del carbón o minería en general, las del petróleo y del narcotráfico, las que estarían impulsando la economía del país. Es decir que el crecimiento se focaliza en sectores que no tienen mayor efecto multiplicador en el empleo, es decir que el aumento del PIB no se traduce tanto como sería deseable, en la ampliación de oportunidades para la población en general.
(Lea: Para la Ocde, la economía colombiana sí cumplirá la meta en 2019)
Además, de esto, se sabe que es el consumo privado (4,1% de crecimiento), el consumo público (2,6% de crecimiento) la inversión (2,8% de crecimiento), las exportaciones (3,6%) y el crecimiento de las importaciones (13,7%), son factores que también están detrás del comportamiento del PIB durante 2018 y el primer trimestre de 2019.
Se reitera con estos datos, que la política fiscal que opera en Colombia tiene muy limitados alcances. Las disposiciones de política económica en el país, se han establecido teniendo en mente con mayor énfasis, en comportamiento monetario, con la perspectiva de mantenimiento o contracción del egreso público. Es decir que la política expansiva no ha sido diseñada con todos los instrumentos fiscales factibles.
De nuevo se evidencia que las medidas de dirección económica general de Colombia, en una situación similar a lo que ocurre en América Latina y el Caribe, da prioridad a la estabilidad económica, al control de inflación, por encima del crecimiento de la producción y la generación de empleo. Una situación contrastante se tiene en particular en otros países emergentes de alto desempeño, tal el caso de los países del sudeste asiático quienes tienen ya más de cuatro décadas de reportar crecimientos de producción sostenidos que se han traducido en más oportunidades para amplios sectores de su población.
Giovanni E. Reyes,
profesor de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario y Director de la Maestría en Dirección.