El ingreso ilícito e irregular de mercancías a Colombia cuesta tanto, que con los dineros que se dejan de percibir se podría haber financiado media reforma tributaria, como la que se aprobó el año pasado.
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Se trata nada más y nada menos que de casi 4 billones de pesos que la Nación no recibió en el 2018, por cuenta de los cerca de 5.000 millones de dólares en mercancías que se contrabandearon, tanto por puertos y aeropuertos, como por trochas o zonas no controladas por las aduanas.
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Así se desprende del informe ‘Estimación de la distorsión en el valor de las importaciones colombianas’, publicado por la Dian, en el cual se da cuenta que en Colombia se sostiene la presencia fuerte, tanto del contrabando abierto como del técnico.
SUBFACTURACIÓN
El análisis hecho por los técnicos de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales tomó como base los datos de exportaciones desde los demás países hacia Colombia y las declaraciones de importación, que, en teoría, deberían coincidir.
Sin embargo, la brecha entre una y otra es lo que representa el contrabando, ya sea técnico o abierto, siendo el primero el que más afecta las finanzas estatales. Este consiste en ingresar productos al territorio nacional, pero reportando menores cantidades, valores o simplemente asegurando que son otros productos, de tal modo que se paguen menos impuestos.
Según el reporte, al hacer los análisis, se encontró que “entre contrabando técnico por subfacturación y el abierto suman un total de 4.899 millones de dólares en 2018, lo cual, frente a 5.022 millones del 2017, representa un descenso del 2,5 por ciento”.
Del total, 4.173 millones –es decir, el 85 por ciento– lo aportó la subfacturación, sobre todo por cuenta de los menores registros en importaciones desde China, EE. UU., Panamá, Corea del Sur, India y Brasil, entre otros.
Desde estos y otra decena de países, los productos que más ingresos de irregulares tuvieron a Colombia fueron vehículos, combustibles, aparatos y materiales eléctricos, máquinas y partes, y prendas de vestir y complementos del vestuario.
En cualquier caso, si bien las cuentas siguen siendo elevadas, el país registró una caída del contrabando técnico en 0,1%, cifra que si bien es leve, tiene un impacto importante en Colombia. Esto, debido a que históricamente los datos siempre se han expandido.
Particularmente, el año pasado se registró un freno en esos aumentos, en buena parte gracias a la caída que registró el contrabando abierto, que es aquel que se realiza por trochas o puntos no regulares.
Según el general Juan Carlos Buitrago, director de la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), “la reducción del contrabando técnico se dio por cuenta de la ofensiva anticorrupción en puertos y aeropuertos y a la desarticulación de grandes mafias; 75 de ellas que han sido desmanteladas en el último año”.
ABIERTO
Por el lado del contrabando abierto, que tiene que ver con la evasión de los controles aduaneros, se estimó el año pasado en un valor cercano a los 726 millones de dólares, cifra que fue 14,1 por ciento menor a la registrada en el 2017.
Para el director de la Polfa, la reducción presentada el año pasado se dio gracias a la puesta en marcha del Centro Integrado Policial Permanente Anticontrabando (CIPPA) y los puestos de control articulados, que han permitido mayor integración de esfuerzos y efectividad en los departamentos fronterizos”.
No obstante, los productos que logran pasar los controles de las autoridades provinieron, en su mayoría, desde Bolivia, Hong Kong, Reino Unido, Francia y Brasil. Estos cinco representan seis de cada 10 dólares que se ingresaron a Colombia por zonas no controladas por autoridades nacionales
Por allí, precisamente, los bienes que más se introducen el país son residuos y desperdicios de las industrias alimentarias, máquinas y partes, vehículos automóviles, fibras sintéticas o artificiales, y abonos, de acuerdo con los cálculos de la Dian.
COSTO FISCAL
Este panorama le supuso a la Nación dejar de percibir importantes recursos fiscales, si se tiene en cuenta que el ingresos legal de mercancía incluye el pagos de aranceles e impuesto al valor agregado (IVA), a los cuales, en este caso, se les hizo ‘conejo’.
Puntualmente, en el 2018 el Gobierno dejó de recibir 3,9 billones de pesos por el no pago de los tributos aduaneros, es decir, el equivalente a media Ley de Financiamiento.
La mayor cantidad de dineros ‘perdidos’ fueron por cuenta de los productos chinos que dejaron de tributar, seguidos de aquellos que provenían de Panamá, EE. UU., Corea del Sur, India y Brasil.
Además, de los cerca de 4 billones de pesos que no se percibieron, la mayor cantidad fue por cuenta de la evasión hecha al IVA, con 2,8 billones, mientras que los 1,1 billones restantes se dieron por la no cancelación del arancel estimado.
En total, según los analistas de la Dian, “de cada 1.000 pesos importados se estima que aproximadamente 111 pesos están afectados por una distorsión sea por subfacturación o contrabando abierto”.