En días pasados la Registraduría Nacional del Estado Civil avaló 458.000 de las casi 700.000 firmas que presentaron los promotores de la revocatoria del mandato del alcalde mayor de Bogotá, Enrique Peñalosa. A pesar de esto, todavía no se puede llevar esta consulta a las urnas bogotanas, pues en el Consejo Nacional Electoral hace curso una ponencia de uno de sus magistrados, según la cual hubo irregularidades en la financiación del proceso de recolección de las firmas.
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Sin embargo, con las firmas aprobadas está más cerca la posibilidad de que se consulte a los bogotanos si están o no de acuerdo con el alcalde Peñalosa termine su mandato que va hasta el 2019, o si por el contrario pide su salida anticipada del primer cargo político y ejecutivo de la capital.
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Surge entonces el debate que tiene divididos a muchos sectores entorno a la conveniencia o no de una posible revocatoria. ¿Le conviene a Bogotá?
Para el concejal del Centro Democrático Andrés Forero, quien no apoya la revocatoria, una eventual salida del alcalde actual de su cargo sería un revés a la confianza inversionista que tiene Bogotá.
“Yo estoy en contra de que se piense en revocar al Alcalde porque me parece que se generaría desconcierto en la ciudad. Habría una serie de incógnitas importantes y con esto la inversión se ralentiza, se desacelera”, indicó el cabildante.
Agregó que “hay unos proyectos que en efecto son muy importantes para la ciudad que quedarían en ‘veremos’, como el Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Bogotá en esta administración debería esculpir el nuevo POT, el anterior ya cumplió con su vigencia, pero es necesario un nuevo plan, y con la interinidad que se presentaría en una eventual revocatoria del alcalde Peñalosa ya no se sabría qué pasaría con esos proyectos y procesos fundamentales para la ciudad”.
Forero puso como ejemplo lo sucedido en algunas alcaldías locales, en donde con la salida de los alcaldes locales se llegó a una interinidad que ha afectado los procesos y el desarrollo de las localidades. “Si eso pasa a nivel local, naturalmente a nivel distrital las cosas serían mucho más graves”, puntualizó.
Algo muy diferente piensa el concejal del Polo Manuel Sarmiento, acérrimo defensor de la revocatoria.
“Sin duda afectaría las expectativas de ‘negociados’ que ya tienen la administración actual. Pero de ‘negociados’ malos para la ciudad como los de Transmilenio por la carrera séptima, como los corredores férreos, como la destrucción y urbanización de la Reserva Forestal Thomas van der Hammen. Pero se reactivarán otros sectores como estratégicos de la capital y por los que el actual alcalde no ha hecho nada, como la industria bogotana. Este sector está en una crisis muy profunda. La revocatoria implicaría un cambio en estas políticas nocivas para Bogotá”, dijo Sarmiento a Portafolio.co.
Uno de los principales pilares de la actual administración distrital es el desarrollo de la infraestructura necesaria para mejorar la movilidad de los capitalinos.
En este aspecto Fernando Rojas, politólogo experto gestión urbana y movilidad, considera que en el momento actual no sería conveniente para el desarrollo de la ciudad una eventual revocatoria.
“La revocatoria del alcalde significaría un rechazo a los proyectos que el alcalde estaba desarrollando. Sin embargo, hoy la mayoría de ellos está en etapas preliminares, lo que podría llevar a la interrupción de los procesos en marcha. Esto se traduciría en grandes retrasos y en un deterioro aún mayor de la movilidad en Bogotá”.
Dentro de los proyectos que adelanta la actual administración se destacan el Metro elevado, para cuya inversión este martes fueron aprobadas por el Concejo de Bogotá las vigencias futuras por 6,08 billones de pesos, entre los años 2018 y 2041. Esto recursos se suman a los poco más de 9 billones de pesos que la nación aportará para el proyecto.