Ver con angustia y lleno de pánico cómo se desplomaban el pilón y la torre grúa en la que hasta hace dos días se había subido para hacer sus labores diarias de operador de la inmensa máquina, a una altura de 116 metros, será algo que jamás se le olvidará a Óscar Arnache.
A las 11:50 de la mañana del lunes, este joven de 23 años nacido en Curumaní (César), dejó por un momento la cabina de la torre para entrar unas cosas que había dejado afuera porque notó que iba a llover y de repente oyó un estruendo frente al sitio donde estaba y vio que el pilón y la parte del puente de Chirajara que estaban al otro extremo se hundían.
“Cuando vi eso, lo único que hice por instinto fue dejar la torre grúa y arrancar a bajar descalzo y sin el arnés porque yo no quería esperar más a que de pronto se cayera la otra torre. Del miedo uno no se detiene a pensar dos veces, simplemente piensa en salvar el pellejo y bajé desesperado y angustiado lo más rápido que pude”, relata Óscar.
Muy seguramente ese día era el de su suerte porque este joven, amante del vallenato y de pasarla bien con sus amigos, se encontraba en la cabina de la grúa del costado que no se cayó, es decir, del lado Villavicencio, y en la grúa del otro extremo no había nadie trabajando.
“Yo estuve trabajando en esa grúa hasta el pasado viernes y el sábado me pasé para la otra torre grúa. Me estaba alternando en las dos torres porque solo había un operador y gracias a Dios ese día me salvé porque me tocó en la otra torre o si no hubiéramos caído, porque la grúa estaba anclada al pilón”, dijo Arnache.
Cuando estuvo en tierra tras descender 116 metros, entendió la magnitud del desastre y se apoderó de él un leve temblor que solo pudo atenuar cuando se comunicó con su mamá para contarle lo ocurrido y decirle que estaba vivo, que se había salvado de puro milagro.
ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA
El puesto de trabajo de Óscar es una pequeña cabina, de 1,80 por 1,50 metros, en donde trabaja de lunes a sábado de 7 a.m. a 6 p.m. y que es su segundo hogar. Sus días transcurren viendo en el horizonte una amalgama de colores que salen del verde del paisaje y el azul de cielo.
“Me duele lo ocurrido porque murieron personas con las que uno comparte el diario vivir en la obra, compañeros hasta de habitación porque Giovany Monroy (uno de los fallecidos) vivía en la misma casa de Guayabetal donde yo vivo”, dijo con tristeza Óscar.
Lo cierto es que ese día había mucho entusiasmo de parte de los obreros porque estaban trabajando en la instalación de el voladizo, al que solo les faltaban treinta metros para unirlo con el otro extremo del puente.
“La idea era fundir (echar concreto) sobre esos voladizos hechos en hierro y todo iba bien, no se había escuchado algo que advirtiera que el puente estaba mal o que se iba a caer, no sabemos qué fue lo que pasó”, señaló Óscar.
LOS PUENTES SON SEGUROS, PERO NO SE DEBEN SOBRECARGAR
Tras el desplome del puente de Chirajara que estaba en construcción y que hace parte de las obras que se ejecutan en la doble calzada de la vía al Llano, se percibió un temor de la gente en cuanto a la estabilidad de los puentes.
El ingeniero Pedro Castellanos, experto en obras civiles de infraestructura vial y quien trabajó en la construcción, mejoramiento y rehabilitación de la vía Bogotá-Villavicencio y de casi todas las carreteras del Meta, dijo que los puentes son seguros, pero recomendó tener cuidado y no aumentar el riesgo de que colapsen.
“Hay conductores irresponsables en el país que llenan de vehículos a todo lo largo un puente, sin tener en cuenta las normas de seguridad, las cuales obligan a dejar una distancia equivalente a la longitud del vehículo entre un carro y otro cuando están parqueados; pero y aquí pegan bómper a bómper y así aumentan la carga de un puente, se sobrepasa la carga para el que está diseñado”, dijo.
Agregó que los puentes son diseñados para una carga determinada y para la prueba los vehículos de carga se ponen respetando la distancia de seguridad, que es la misma longitud del camión y que cuando los vehículos se pegan es probable que se duplique la carga de diseño en un puente y así se viola el factor de seguridad.
‘HAY QUE EVALUAR CALIDAD DEL CONCRETO’
Según Pedro Alonso Castellanos, ingeniero civil jubilado del Instituto Nacional de Vía (Invías), ese tipo de puentes atirantados en su proceso de construcción son extremadamente seguros y hay muchos factores que pueden influir en su estabilidad, como lo son el acero y la calidad de los concretos.
“En la cátedra de patología de los puentes, un profesor mexicano nos decía que cuando las estructuras colapsan instantáneamente, como fue en este caso, que fue instantáneo y vertical, hay que buscar las razones del problema en el concreto, porque cuando es por el acero o por todo el conjunto estructural, la caída es lenta y despaciosa”, señaló Castellanos.
Agregó que hay que evaluar la calidad de concreto, el tipo de cemento, el tipo de agregados, el tipo de aditivos y hasta el tipo de agua y que con la tecnología actual hay sistemas para hacer todos los ensayos necesarios, sobre ese concreto, que conlleven a concluir qué pudo haber pasado.
“Prácticamente se puede casi que decir que hubo una falla en el concreto, cosa que se puede ver cuando al momento de hacer las pruebas de resistencia se rompe el concreto y falla instantáneamente y se revienta”, dijo Castellanos.
Agregó que los especialistas tienen que hacer todo el análisis del puente y ver cómo están las zapatas de los pilones y el sitio donde arranca la estructura, que tiene una forma de V en el viaducto para soportar la totalidad del peso de medio puente.
“Los especialistas tienen que hacer el análisis del concreto en el estado en que se encuentra para determinar qué hacer con la estructura que quedó en pie. Antes de continuar tienen que hacer toda la auscultación de lo construido y el rechequeo de todo el diseño para saber si continúan o no y si garantizan la estabilidad”, precisó.
‘LA CIMENTACIÓN PODRÍA ESTAR BIEN’
Ante la duda de qué puede ocurrir con la parte del puente que quedó en pie, si se puede usar o hay que hacer uno nuevo, Llano Sie7edías consultó con expertos, quienes creen que se debe esperar los resultados de las evaluaciones y estudios que hará la Sociedad Colombiana de Ingenieros.
El ingeniero Pedro Castellanos dijo que para hacer el nuevo puente de Chirajara hay que ver qué quedó de la construcción y cree probable que la cimentación esté en un ciento por ciento de sus condiciones, lo que serviría para ahorrar tiempo de construcción.
“Construir la cimentación con los caisson y las pilas es lo más demorado que hay en el proceso constructivo, pero al construirlo en el mismo diseño se puede gastar mínimo un año”, concluyó Castellanos.
Por el momento los expertos están haciendo una rigurosa evaluación para ver qué se puede hacer y qué se puede retomar de lo construido.
Rubén Darío Romero Castro
Twitter:@RubnDaroRomeroC