La industria de alimentos está dispuesta a aumentar sus inversiones para atender la demanda interna y de exportaciones. Así lo señala Camilo Montes, director ejecutivo de la Cámara de la Industria de Alimentos Colombia de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), al referirse a las expectativas del sector para el año.
¿Cómo ve el 2019?
Los empresarios de la industria de alimentos son optimistas por naturaleza, es una actividad que como es tan cercana al consumidor necesita siempre ver el futuro promisorio. Entonces estamos viendo un año muy interesante. Enero fue bueno, tanto en el consumo local como en la consolidación de algunos mercados internacionales. Sí tenemos algunos desafíos por terminar de leer y hay que mitigar riesgos como el fenómeno de ‘El Niño’ que está teniendo repercusiones en algunas materias primas específicas.
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El cierre del año pasado con la Ley de Financiamiento también le mandó una serie de señales a los consumidores. Están terminando de entender cómo les impacta en su bolsillo, pero en general vemos el año con mucho optimismo.
¿Cómo está el ánimo para hacer inversiones en el sector, con los beneficios de la Ley?
Sí existe el interés de varias de nuestras industrias de consolidar su producción en Colombia para, desde aquí, abastecer el mundo y el mercado local.
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Hay algunas importantes, relacionadas con subir el nivel requerido para poder exportar y llegar a los otros mercados en sectores como lácteos y cárnicos, el cumplimiento del marco jurídico exige unas inversiones importantes. Ahí también estamos trabajando con el Gobierno en la actualización normativa de decretos, por ejemplo, como el de beneficio de plantas para sacrificio animal, porque eso exige una serie de inversiones y unas oportunidades importantes. Lo clave también, como busca esta Ley de financiamiento, es dinamizar la economía por el consumo y la demanda interna. Eso toma un tiempo.
¿Cómo estuvo el 2018 para el sector?
Fue de una profunda dinámica. Por un lado, la llegada del nuevo Gobierno trajo una serie de expectativas para el desarrollo del sector. También es positivo el interés de consolidar al país como una plataforma agroexportadora de alimentos, de la mano del aprovechamiento de los acuerdos de libre comercio. Igualmente, es positivo lo que denominan los ministros de Comercio y Agricultura como “diplomacia sanitaria”.
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Desde las perspectiva del mercado, fue un año en el que se consolidó una transición de la que veníamos. Teníamos en 2016 y 2017 una caída importante en el consumo por efectos de la reforma tributaria que terminó apretando mucho la capacidad de comprar alimentos procesados y transformados por parte de los colombianos, pero desde finales del 2018 y comenzando el 2019 se nota una recuperación de unas categorías que para nosotros son importantes.
¿Qué se recupera?
Por ejemplo, chocolatería y confiterías, aceites y grasas, el sector lácteo está viviendo una coyuntura muy compleja, sin embargo ya empiezan a verse signos de recuperación por ejemplo en el consumo de derivados lácteos y productos de mayor valor agregado en la cadena.
Entonces el 2018, fue un año de transición, se consolidaron cambios muy profundos en el mercado.
Por ejemplo, la adopción por parte del consumidor de lo que se denomina los ‘hard discount’, los sitios donde la gente busca precio, más que marcas, y eso ha implicado un desafío comercial.
En ese escenario, ¿cuál es la suerte de los productos de valor agregado?
Eso invita a la industria a un camino muy potente y es el de la innovación. Poder recomponer el portafolio para llevar más valor agregado a los consumidores. Lo bonito del mundo de los alimentos es que va más allá de lo que se acerca a la boca, es la experiencia que el consumidor tiene con el alimento y la forma de compartirlo. Eso nos permite como industria colombiana llegar a las necesidades más precisas de los consumidores.
¿Y en materia de exportaciones?
Cerramos un año en el que la tasa de cambio fue bastante favorable. De todas maneras, este es un sector altamente exportador.
Desde Colombia llegamos a más de 130 países en el mundo con productos elaborados. Inclusive con marcas reconocidas, no solo en todo el hemisferio, sino que llegan a África y Asia. Colombia tiene una oportunidad para transformarse en una plataforma para alimentar al mundo.
¿Cuál es el valor del mercado de alimentos y la proporción de exportaciones?
Según las cifras de Euromonitor, son más o menos US$25.000 millones y en exportaciones hablamos de unos US$1.500 millones adicionales.
Hay que tener en cuenta que no todo lo que se consume en Colombia se produce localmente, porque el país es un gran importador de esos productos transformados, ya que en últimas el consumidor está cada vez más conectado, se informa y busca alimentos que respondan a sus necesidades.
Y ahí está la importancia de que se pueda desarrolla el portafolio desde Colombia, pero con el sentido de que estamos compitiendo a nivel global.
¿Existe algún indicador que muestre como está la industria de alimentos local frente a otros mercados?
Nosotros, inclusive, tenemos una Asociación Latinoamericana de la Industria de Alimentos y se consolidan los mercados andinos como una plataforma agroexportadora por una realidad: tenemos las cuatro estaciones todo el año y eso nos permite producir siempre, a diferencia de los competidores.
Tenemos un desafío relacionado con la admisibilidad de nuestros productos a otros mercados, inclusive con la firma de tratados de libre comercio ese capítulo está por desarrollarse.