¿Es posible que la economía de Colombia vuelva a crecer a un ritmo del 4% o superior?
Esta pregunta ronda por estos días en los círculos gremiales, académicos y técnicos, luego de que el equipo técnico del Banco de la República aumentara la proyección de crecimiento económico del país para el 2019 al 3,7%.
(Lea: Los elogios fiscales del FMI al manejo de la economía colombiana)
De “la estimación del crecimiento por parte del equipo técnico para el próximo año; yo no soy tan optimista y ya lo he dicho, pero sí me da más confianza para reiterar que, para el 2019, estamos pensando que la economía puede crecer entre 3,3% y 3,5%, aunque yo no iría tan lejos”, explicó Juan José Echavarría, gerente general del banco central.
Por su parte, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, expresó que “este dato es importantísimo, pues es la primera vez que se menciona un pronóstico tan alto para el 2019, con un 3,7%. Ya vemos un mayor dinamismo y por eso estuvimos de acuerdo en que la medida necesaria y adecuada era una reducción de 25 puntos básicos a la tasa de interés”.
(Lea: Banco de la República recortó su tasa para mayo al 4,25%)
Eso lo dijo en la más reciente rueda de prensa tras la reunión de la junta directiva del Emisor, en la cual las tasas de intervención del mercado se redujeron hasta el 4,25%.
La cuestión ahora, según el mercado, es cómo volver a ese 4% que venía registrando el país entre el 2000 y el 2015. Esta es la reflexión que hicieron Hernando José Gómez y Laura Juliana Higuera en un documento de Fedesarrollo, titulado ‘Crecimiento económico: ¿es posible recuperar un ritmo superior al 4% anual?’.
(Lea: Aumentaron las reservas de petróleo del país)
DEL DICHO AL HECHO
Allí, los investigadores hicieron un paneo macroeconómico del país, que va desde las tendencias de crecimiento, pasando por los factores de trabajo, capital y productividad laboral, hasta llegar a los determinantes del crecimiento a este ritmo.
La primera conclusión a la que llegaron fue que “es necesario facilitar un mayor uso de factores productivos e ineludiblemente adoptar medidas que faciliten el crecimiento en la productividad. Por ello, se vuelve esencial pensar en una estrategia de desarrollo sostenible que privilegie el crecimiento verde entendido como un uso más eficiente de los recursos naturales y los insumos”.
Asimismo, señalaron que hacer ajustes en el sector trabajo es indispensables, entre los que están mejorar la baja participación femenina en el mercado laboral, sumado a que se debe reducir los costos de ser formal, de modo que caiga la tasa de informalidad en el país.
En este sentido coincidió Mauricio Reina, economista y también investigador de Fedesarrollo, quien añadió que las tasas superiores al 4,5% que tuvo el país anualmente, entre el 2000 y el 2015, estuvieron respaldadas por la bonanza petrolera, que ya no existe y apenas está teniendo síntomas de recuperación.
“Sin ese empujón es como si anduviéramos en un triciclo, que sin empujones externos se mueve a velocidad normal; el crecimiento potencial de la economía es de 3,5% y para pasar de allí es necesario hacer cosas como dar incentivos por el aumento de mano de obra, participación femenina y reducción de la informalidad”.
De igual forma, señalan que otras tareas tienen que ver con incentivar el aumento de las inversiones, reducir tasas impositivas y eliminar restricciones en mercados como el de la tierra y el laboral, además de tener provisión de bienes públicos en sectores claves.
“Sin esas acciones en los mercados o donde se necesitan bienes públicos, el crecimiento se queda en 3,5% por siempre, y deja de ser un problema macroeconómico, porque los índices se mantienen en cifras estables”, concluyó Reina.
Sumado a lo anterior, Gómez e Higuera señalaron que “la atracción de inversión extranjera directa (IED) debe ser más estratégica para generar encadenamientos y aglomeraciones productivas”, que –sin embargo– es insuficiente.
De allí que “buscar políticas que permitan subir la productividad de manera continua incrementándola al interior de las empresas, favoreciendo el crecimiento de las más productivas y facilitando la reasignación de capitales hacia los sectores más productivos, sean nuevos o ya existentes, es una necesidad urgente”, aseguraron.
PLAN CONSERVADOR
A pesar de todo lo anterior, otros analistas señalan que sin la bonanza petrolera es difícil volver a pensar en un crecimiento del 4%.
César Ferrari, doctor en Economía de la Universidad de Boston y profesor de la Universidad Javeriana está más en la línea del gerente del Banco de la República en ver estas proyecciones como muy altas.
“Lo clave acá sería que el petróleo vuelva a subir a los precios de la década pasada, cosa que creo imposible. Ahora, lo que sucede es que en el mundo está el lío de Irán y Estados Unidos por el acuerdo nuclear, pero los europeos no están dispuestos a ceder, porque en el fondo hay un pleito sobre el precio del petróleo” añadió.
Y concluyó diciendo que, incluso en el mejor escenario, sería difícil que sea una realidad esa posibilidad de volver a crecer más de 4%, sin contar con una subida de los precios del crudo”.
Las cartas de los analistas para que sí sea una realidad están en la implementación de varias reformas, que tracen una hoja de ruta en cada uno de los sectores potencialmente jalonadores, con el fin de que el país pueda salir de “una trampa de bajos ingresos de la cual será difícil salir”.
EJES POR 'ATACAR'
Fedesarrollo plantea tres frentes de ‘ataque’ para darle un impulso al PIB del país. El primero es la provisión de bienes públicos, en la que se debe aumentar la capacidad de canalizar capital para realizar los proyectos en menores periodos de tiempo, en cuanto a infraestructura y logística. Lo segundo tiene que ver que las rigideces de los mercados: “en el ámbito del comercio internacional, la estructura arancelaria tienen un promedio elevado y una dispersión que afecta el desarrollo de productos con valor agregado y de exportación”, dice el informe.
Finalmente, en cuanto a aspectos regulatorios, se deben eliminar exenciones y deducciones no justificadas, reducir la evasión con instrumentos modernos e incentivar el uso de mecanismos de pago alternativos al dinero en efectivo.
Sebastián Londoño Vélez
seblon@eltiempo.com