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Beethoven Herrera Valencia

La Libra de Facebook, contra viento y marea

Si bien falta mucho por analizar, solo el tiempo dirá si esta nueva expresión de moneda contiene la mejor tecnología que garantice su uso.

Beethoven Herrera Valencia
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Beethoven Herrera Valencia

Pese a haber sido citada a declarar en el parlamento de Estados Unidos por la venta de datos de sus adherentes a la empresa inglesa Cambridge Analitics, y a pesar también de las críticas de la FED, y de académicos como Joseph Stiglitz, Facebook sigue adelante con su iniciativa de crear una moneda digital, la cual sería administrada por empresas privadas.

Aunque tal iniciativa se inscribe en la tendencia de generar criptomonedas por la acción de particulares usando medios digitales sin que medie la acción de una banca central en su emisión y regulación, las alertas están encendidas pues como acaba de demostrarlo el documental Nada es privado, con los testimonios de quienes usaron los datos vendidos por Facebook, se demuestra que sesgaron la votación de los indecisos y produjeron la victoria de Trump en EE. UU. y del Brexit en el Reino Unido.

Y a la venta de perfiles de sus miembros, Facebook lo llama eufemísticamente ‘monetización de datos’. Y ante esta reciente mutación del dinero, expresada en las criptomonedas, surge la pregunta clave ¿Es esta tecnología mejor a la que actualmente prevalece?

El cambio fundamental que traen las criptomonedas es la privatización de la emisión y distribución del dinero, pues en la mayoría de casos estos procesos se realizan sobre la tecnología blockchain que permite a los integrantes del sistema llegar a un consenso y elimina las necesidades de intermediarios y de depositar la confianza en terceros, trasladando esta responsabilidad a la misma tecnología.

Sin embargo, Libra representa una mutación de lo que se entiende como una criptomoneda, diferenciándose en primer lugar por ser un stablecoin y, en segundo lugar, y más aún, por restringir la participación en el proceso de consenso del sistema blockchain.

Lo primero se refiere a que, de acuerdo con el White paper publicado por la Libra Association, toda emisión de Libra estará respaldada por una canasta de activos de bajo riesgo denominados en varias monedas que serán administrados por custodios con grado de inversión distribuidos geográficamente, cuyo objetivo es reducir la volatilidad de Libra con respecto a las divisas tradicionales.

La otra característica diferenciadora de Libra es que no será completamente descentralizada, como sí lo es Bitcóin, pues en principio, las emisiones serán realizadas por Facebook y sus socios de la Libra Association, que es un consorcio de participantes que administrará los nodos del sistema blockchain y entre los que se encuentran Mastercard, Visa, Paypal, Uber y Spotify. Entre las funciones administrativas de esta asociación se encuentran el almacenamiento y mantenimiento de las transacciones de los participantes.

Sin embargo, el impulso y la plataforma que ofrece Facebook es gigantesco, pues, aprovechando la rápida digitalización de los mercados y el uso amplio de productos de Facebook, Libra tiene un escenario favorable para poder cumplir con los objetivos de sus promotores.

Pese a esas fortalezas, Libra ha generado resistencia y críticas. El Congreso estadounidense se le opone, pues aún está presente la incapacidad que mostró Facebook para administrar su plataforma para evitar la interferencia rusa en las elecciones de 2016. Además se ha demostrado incapaz de controlar la propagación de información falsa, y es peligroso que un conjunto de empresas privadas tenga acceso acceso ilimitado a la información de millones de ciudadanos.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, también ha levantado alarmas sobre las implicaciones que la difusión y funcionamiento de Libra representaría en términos de privacidad, lavado de dinero y estabilidad financiera, pues no se debe olvidar que, en caso de que esta criptomoneda cumpla con su objetivo, podría desplazar al dólar.

Otro crítico de este proyecto es el premio Nobel Joseph Stiglitz, quien ha advertido que permitir el funcionamiento de Libra implicaría un retroceso de los avances que se han logrado en regulación financiera tras la crisis de 2008, facilitaría la realización de operaciones ilegales y de actividades criminales. Además, señala el peligro que representa que un grupo tan pequeño de empresas tenga un dominio tan grande sobre una tecnología como Libra, y lo que esto representaría para el mercado y la política.

Es menester considerar también que, de acuerdo con lo expuesto hasta ahora por la Libra Association, serían ellos, mediante la administración de las reservas de Libra, quienes acumularían los intereses de estos activos, ya que no pagarían intereses a los depósitos de los usuarios de este criptoactivo, presentando un claro trade-off para sus usuarios.

Ante estas críticas, Facebook y la Libra Association han dado varias respuestas, entre las cuales se encuentra un plan para que, a medida que se vaya masificando el uso de Libra, se genere una transición a un sistema descentralizado, democratizando más el proceso de consenso y la distribución de la información. Si bien aún falta mucho por debatir y analizar, y frente al hecho de que los Estados tienen un gran poder regulatorio para limitar la propagación de este dinero, solo el tiempo dirá si esta nueva expresión del dinero contiene la mejor tecnología que garantice su uso y supervivencia o si solo será otro eslabón sin importancia en la evolución del dinero.

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