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Internacional

13 jun 2018 - 8:05 p. m.

Brasil: desinterés por la Copa Mundial de Fútbol

El país jugará el domingo contra Suiza, pero en la antesala del Mundial, la apatía popular es la peor registrada en casi 25 años.

Brasil

El 53% de los brasileños no tienen ningún interés en el Mundial de Fútbol, según encuesta.

REUTERS

POR:
Gloria Helena Rey
13 jun 2018 - 8:05 p. m.

El cinco veces campeón mundial de fútbol, el rey del balón con más de 30 millones de seguidores, 800 clubes, 11 mil futbolistas profesionales, que tiene, en Pelé, al mejor futbolista del siglo XX y que mueve 16 millones de dólares al año con este deporte, Brasil, no registra hoy el mismo interés ni la pasión de otros tiempos por esta Copa Mundial de Fútbol.

“Enfrentamos problemas gravísimos en casi todos los sectores que, de momento, tienen en coma y en cuidados intensivos a nuestro futuro”, dice a Portafolio el sociólogo Marcos Magalhaes.

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“Más de un siglo de cultura futbolística que lo convirtieron en el deporte popular por excelencia en nuestro país no han sido suficientes para calmar la depresión que ocasiona nuestro presente enfermo ni la incertidumbre que produce en todos el coma actual en el que se encuentra nuestro futuro”, añade.

La actual situación de la democracia brasileña es muy compleja. Tanto, que algunas encuestas de opinión sostienen que el 37 por ciento de los brasileños apoyarían un golpe de estado si los golpistas se comprometen a acabar el crimen y el 35 por ciento, si destierran la corrupción. En 2017 se registraron en el país 60 mil asesinatos, según cifras oficiales, y los escándalos de corrupción han manchado tanto a la dirigencia política como deportiva.

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Brasil elige su presidente en octubre y, con Luiz Inácio Lula da Silva en la cárcel por corrupción, la izquierda perdió a su candidato más popular y hundió en la incertidumbre a gran parte del país que lo seguía. Los candidatos de centro se han visto involucrados en escándalos de corrupción y debilitado sus opciones en la contienda y, de momento, el candidato relativamente más popular, con el 17 por ciento de las intenciones de voto, sobre todo entre los jóvenes, es el ex coronel y parlamentario ultra derechista Jair Bolsonaro, cuyas declaraciones subidas de tono en temas sensibles como la mujer, la seguridad personal, la homosexualidad y el combate al delito hacen estremecer hasta a los más conservadores. Como se ve, las opciones electorales en el país del fútbol son casi nulas.

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En lo económico, Brasil registra una contracción de la economía que produjo recientemente una ola significativa de protestas antigubernamentales. El desempleo tiende a aumentar y la creciente inflación es uno de los principales obstáculos para un crecimiento económico más dinámico.

Según encuestas, frente al incierto panorama, el 31 por ciento de las empresas piensan reducir su inversión.

Nada ha hecho revivir la maltrecha esperanza de los brasileños: ni el crecimiento del 1 por ciento del PIB anunciado con bombos y platillos en junio del año pasado, después de una contracción de la economía en un 3,8 por ciento en el 2015, ni el anuncio del ministro de hacienda, Henrique Meirelles de que Brasil “salió de la peor recesión del siglo”.

El gigante está deprimido y la esperanza en cuidados intensivos, de momento.

LA COPA MUNDIAL

Una encuesta de Datafolha realizada recientemente en casi 3 mil personas de 174 municipios concluyó que el 53 por ciento de los brasileños no tienen ningún interés en el Mundial de Fútbol que se realiza en Rusia este año, pese a que Brasil cuenta con el mayor número de títulos mundiales en el deporte y con el único equipo del mundo que se ha clasificado en todos los mundiales realizados hasta hoy.

La fiebre futbolera que se respiraba antes en Brasil era tan descomunal como su tamaño, y la alegría tan profunda y grande como su samba y el bossa nova, esa sofisticada mezcla con el jazz. Las razones del desinterés tienen que ver, precisamente, con la crisis que atraviesa Brasil en casi todos los sectores de su vida nacional y también con la corrupción, que deshonró y tiñó de vergüenza a la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), empezando por las directivas de la entidad, con su presidente, Rogério Caboclo a la cabeza.

“Me desanimé con toda la suciedad que salió a flote”, dice a Portafolio un hincha del club Palmeiras.

La crisis brasileña, la gente pasando necesidades y la corrupción generalizada en la política y entre las directivas del fútbol que, al parecer, se enriquecieron irregularmente desde la realización de la Copa del 2014 en Brasil, son factores apuntados por Datafolha como determinantes en la apatía de los brasileños frente a esta Copa del Mundo de este año.

Y es que, precisamente, desde principios de 2014 la octava economía del mundo entró en la peor recesión económica de su historia, que afectó con el desempleo a 12 millones de brasileños, y que se agravó con la crisis política, que comenzó con la destitución de la ex presidente Dilma Rousseff en agosto de 2016 y que prosigue hoy con la contestada presidencia de Michael Temer. La situación general como el futuro siguen siendo inciertos.

¿Cambio cultural en el país?

Según Datafolha el desinterés registrado ante la actual Copa Mundial de Fútbol es la peor marca alcanzada desde que hizo una encuesta parecida en 1994, antes del mundial en Estados Unidos cuando el 36 por ciento de los brasileños dijeron no tener ningún interés en ese mundial. En ese año, Brasil se convirtió en tetra campeón bajo la batuta del técnico Carlos Alberto Parreira, después de 24 años sin conquistar el título.

Se hizo otra encuesta en la antesala del mundial del 2014 y solo el 20 por ciento de los encuestados expresaron apatía pero, sobre todo, por el descontento e inconformidad popular frente a los excesivos gastos de infraestructura que produjo la organización del mundial en su territorio. “El 51 por ciento de desinterés registrado por la encuesta en la antesala del mundial de Rusia en este año es muy significativo porque demuestra que, afortunadamente, los brasileños empezamos a ser conscientes de que nuestra vida no se resume en aguardiente, carnaval y fútbol. Crece la consciencia de país, que no tiene que ver con el pan y circo con que las clases dirigentes siempre tratan de distraer la atención del pueblo sobre la verdadera realidad económica, social y política que atraviesa nuestra nación”, afirma el investigador Cláudio Pereira.

Gloria Helena Rey

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