Tras casi tres meses de protestas y con una cifra de 285 fallecidos según ANPDH, Nicaragua sigue envuelta en una crisis política y social que amenaza con destruir la economía de uno de los países que venía presentando un mayor avance en su PIB en Latinoamérica.
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Juan Sebastián Chamorro, director Ejecutivo de Funides (Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social) y uno de los líderes de la alianza opositora a Daniel Ortega le dijo a Portafolio que el país va a pasar de una previsión de crecimiento del 4,7% a una contracción del 2% al finalizar el año, la cual podría ser mayor si la crisis no se soluciona pronto.
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¿De dónde viene la crisis?
Los factores que han detonado esta rebeldía popular generalizada son los 11 años de autoritarismo de Daniel Ortega, que han suprimido libertades, han cometido abusos y en los que la población ha visto un sistema clientelista, corrupción y un régimen familiar dinástico. Y aunque la gente lo ha visto con temor, lo hacía sin la capacidad de manifestarse porque el Gobierno tenía el control absoluto de las calles. Nicaragua se volvió un Estado de represión.
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En marzo hubo un incendio de una reserva forestal muy importante que molestó mucho a un sector importante que se empezó a manifestar por la incapacidad del Estado de hacer algo al respecto. A esto se sumó un anuncio del Gobierno en el que pretendía controlar las redes sociales y diversas restricciones en aspectos como las jubilaciones. Con todo esto, empezó a haber una erupción de protestas.
¿Cómo hicieron para formar una alianza con tantas diferencias?
Cuando los obispos empezaron a llamar a varios sectores de sociedad se logró hacer que colectivos incluso con posiciones antagónicas, se unieran. Por ejemplo nosotros somos un centro de pensamiento adscrito al sector privado, pero también hay otras formaciones como sindicatos o movimientos estudiantiles. Así, se forma la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia porque creemos en el diálogo, en la protesta cívica y en la justicia, porque hay que llevar ante la justicia a los responsables de los crímenes que se están cometiendo.
¿Qué pueden lograr con diálogo?
Ortega está utilizando la represión para amedrentar y crear un estado de miedo para que la gente simplemente se regrese a sus casas. Pero Nicaragua ya ha cambiado, es otro país distinto y en protesta ciudadana. Por eso, nosotros creemos en el diálogo y apostamos por la venida de organismos internacionales que puedan documentar la situación y la represión.
Esta ocurre a plena luz del día, llegan camionetas con la policía nacional armada disparando a la población, no se necesita ninguna investigación para ver esto.
¿Cuáles son las demandas?
Lo que nosotros querríamos es que Ortega renuncie hoy mismo, porque la causa de todo esto es el mantenimiento de su régimen familiar. Pero en vista de que no ha mostrado señas de querer llegar a esa solución, queremos que se recorte el periodo presidencial a la mitad, hasta marzo de 2019. No se puede hacer antes porque el organismo electoral que es un ente corrupto, primero tenemos que limpiar las instituciones.
Se tiene una hoja de ruta, lo que falta es que el Presidente caiga y esté de acuerdo con adelantar las elecciones. Nadie piensa que Ortega puede permanecer en el poder hasta 2021. Pero más allá de eso, lo más importante es parar la represión y la matanza, ya que todavía se está matando gente.
¿Hay alguna forma de cuantificar el impacto económico de la crisis?
Nicaragua venía con un crecimiento aceptable, de 4,8% promedio en los últimos años. Para 2018 preveíamos un 4,7% antes de la crisis, y teníamos sectores funcionando muy bien como el comercio o el turismo, que venía creciendo más del 9% y tenía más de un millón de visitantes. Nuestras estimaciones más recientes, aunque las estamos actualizando porque la crisis todavía no está cerca de acabar es que la economía va a presentar una contracción del 2%, y todavía estamos recalculando números.
Estamos hablando de un colapso económico que para algunos sectores es dramático: no vamos a llegar al millón de visitantes, el comercio tendrá un gran golpe, las colocaciones de crédito se han detenido, el sector público tiene problemas de recaudación; Nicaragua enfrenta una situación crítica y si esto no se resuelve las consecuencias serán aun mayores.
¿Nicaragua está en camino de convertirse en una Venezuela?
En términos de crisis humanitaria nosotros ya sobrepasamos Venezuela. Llevamos más de 220 fallecidos en dos meses, por lo que la situación es mucho más grave. Hay ciudades en las que el Gobierno ha perdido totalmente el control por un mes entero, y el país está paralizado con barricadas. Y, lo más importante, es que el Estado de Nicaragua, a diferencia de el de Venezuela, no está sentado sobre un pozo de petróleo, por lo que no tiene la misma capacidad financiera. Además, Nicaragua ya tiene experiencia en derrocar dictadores.
¿Qué llamado le hace a la comunidad internacional?
Que estamos en una grave crisis humanitaria, que se están asesinando tres o cuatro personas diarias a la luz del día, por lo que cualquier esfuerzo que puedan hacer es para salvar vidas. Una vez resuelto eso, que apoyen con el proceso democrático que tendrá que venir después.
Rubén López Pérez