Con una Venezuela colapsada por la crisis económica, Nicolás Maduro buscará el domingo su reelección en unos comicios sin grandes rivales, boicoteados por la oposición y cuyo resultado desconocerán países de América y Europa.
Sin mayor entusiasmo, 20,5 de los 30,6 millones de venezolanos están llamados a estas elecciones de una sola vuelta, adelantadas por el oficialismo. “No voy a votar. Estoy preocupado por sobrevivir cada día y la cosa está cada vez más jodida”, dijo Alexis Rodríguez, un vendedor ambulante de 40 años.
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Maduro es favorito aunque 75% de venezolanos lo reprueba, hartos de la falta de comida, medicinas, agua, luz, transporte y seguridad, y el costo de vida con un ingreso mínimo que da para medio kilo de carne.
Cientos de miles han abandonado el país a medida que empeora la situación. Pero el camino está allanado para Maduro: tiene el control del poder electoral y militar, y una oposición dividida entre quienes votarán y los que se abstendrán para ilegitimar un nuevo mandato de seis años.
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Sus contrincantes son el opositor disidente del chavismo Henri Falcón, quien se deslindó del boicot de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), y el pastor evangélico Javier Bertucci. Ambos se pelean el voto castigo de una población desmoralizada, haciendo más probable un triunfo de Maduro, exchofer de bus de 55 años ungido por Hugo Chávez.
La firma Datanálisis da un empate técnico entre Maduro y Falcón; Delphos da 43% al presidente y 24% al exchavista, e Hinterlaces 52% al mandatario contra 22% del exgobernador. Bertucci ronda el 20%. “La gente ha perdido la fe en la protesta y el voto, por eso la apatía. Estamos en el peor momento de la crisis y del país”, opinó el analista Juan Manuel Raffalli.
Apoyando a la MUD, EE. UU., la UE y 14 países del Grupo de Lima (incluidos Argentina, Brasil y Canadá) aseguran que los comicios no serán libres ni transparentes. Y acusan a Maduro de socavar la democracia. “No nos importa que no nos reconozcan: al presidente de Venezuela lo elige el pueblo, no Trump”, repite el gobernante.
La MUD, que arrasó en las legislativas de 2015, y sus líderes más populares, están inhabilitados: Henrique Capriles, a quien Maduro ganó por 1,5% en las presidenciales de 2013, y Leopoldo López. “Es una elección hecha a su medida, pero hay que ver si el traje le quedará bien”, comentó el politólogo Luis Salamanca.
Pero también hay otras opiniones. “Voy a votar por Nicolás porque es el candidato de la patria. Da casas, bonos. Los de antes no daban nada”, dijo Jesús Cova, un vendedor ambulante.
Según el analista Benigno Alarcón, “la apuesta es salir fortalecido para emprender cambios” e instaurar un esquema más “controlable”, como en Cuba.